Aún cuando no duerma y la noche sea infinita,
la obligación niega la voluntad de vivir más allá de la responsabilidad.
Por sobre el hombro izquierdo se puede ver cómo es que el tiempo pasó
mientras la preocupación se centró en la necesaria futilidad de lo (in)trascendente.
Maravilloso es el tiempo necesario para perderlo.
¡Necesito más tiempo!, para perder tiempo.
Necesito aplazar la deuda que se paga,
negros y rojos números gigantes bailan sueltos alrededor de la fogata,
la pantalla nunca parpadea, sólo recuerda lo solo.
Mientras se mantenga la noche estamos seguros,
mis dedos y yo, mientra se mantenga.
Más en el momento que despunte, no habrá lugar para nosotros,
los cobardes estaremos encerrados tras cortinas
sin sueño, finitos, cortos y gordos.
Con la extraña sensación de la tarea cumplida,
anhelaremos el minuto en que podamos volver a encontrarnos noche.
