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29

Apr

KAFKADAS

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LA CONDENA Y OTRO RELATO. FRANZ KAFKA.

Hace exactamente un siglo que Franz Kafka se sentó a escribir La Condena. Era 1912 y tenía entonces veintinueve años.

Me he tropezado en estos días con un librito, una vieja y humilde edición española en la que, al parecer, algún día gasté 195 pesetas. El título en la portada, bajo el nombre de Franz Kafka, dice: “La Condena y Otro Relato”.

¿¿Y “Otro Relato”?? ¿Y  cuál es ese “Otro Relato” tan indigno de aparecer en la portada con su propio nombre?

Ese otro relato es Blumfeld, un Solterón, pero el lector no lo sabe hasta que abre el libro, porque además, e inesperadamente, el despreciado Bumfeld es el cuento que abre el volumen. De nada sirve pues que el enigmático Emilio Rasmozzi (autor de la traducción, del escueto prólogo y de la reseñita trasera), advierta al lector que La Condena no sólo es el primero de los pocos relatos realizados y posteriormente enviados a publicación por el propio autor, sino que además es considerado el más apropiado para introducir al lector virgen por primera vez en el universo kafkiano. En algún momento se decidió que, dijera lo que dijera Rasmozzi, La Condena ocuparía el segundo lugar en este volumen.

Enigmático Rasmozzi porque, según Google, ese apellido no existe ni en italiano ni en ningún otro idioma. Más allá de aparecer en unas pocas entradas como traductor de algunos relatos de Kafka, el tal Emilio Rasmozzi sencillamente nunca existió. Teniendo en cuenta que Borges tampoco tradujo la Metamorfosis, aunque cientos de ediciones hispanas le sigan atribuyendo a él dicha labor (él mismo manifestó que de haberlo hecho habría empezado por titularlo La Transformación) y que por lo tanto el nombre del traductor real del archiconocido relato de Kafka sigue siendo aún hoy un absoluto misterio, el temita de Emilio Rasmozzi cobra dimensiones, si no fantasmagóricas, al menos sí particularmente curiosas. Pero dejando a un lado lo paradójicamente kafkiano de todo este asunto y regresando al motivo de la reseña,  me parece que esta torpe edición, plagada de erratas a lo largo de todo el volumen, faltas de toda índole y descuidos tipográficos de tal magnitud que dejarían estupefacto hasta al lector menos bibliófilo,  merece una mención especial, y hasta honorífica.

Porque este ejemplar debería servirnos precisamente como ejemplo de que hubo un tiempo en el que transmitir fue lo importante, publicar (o hacer negocio editorial, sí, pero…) dedicando el mayor esfuerzo al buen criterio de selección de contenido, y sólo reparando en las formas, el soporte o el envoltorio, dentro de las humildes posibilidades que caracterizan a este tipo de pequeñas editoriales, que ya poco a poco van cayendo, cerrando sus puertas, una tras otra, luego de haber perdido la batalla contra la filosofía ultra-capitalista de este consumismo extremo empeñado en fijar el valor de los objetos exclusivamente en las arandelas llamativas, ostentosos envoltorios y todo tipo de artimañas escaparatistas, porque después de haber prestado durante años el servicio de la publicación súper barata de los más grandes textos en papel, hoy tal vez debamos contemplar la torpeza de esas editoriales con ternura, con algo de curiosidad, quizá con un poquito de nostalgia y, sobre todo, con mucho de placer y agradecimiento.

Así que hoy recomiendo a todos leer La Condena y Otro Relato, de Fran Kafka. Al bibliófilo por lo particular del objeto, al joven porque vale dos duros, al curioso porque queremos saber quién fue el tal Rasmozzi, al culto para que nos diga si la traducción proviene en verdad del alemán o se hizo del francés, al señor serio por el tema del centenario… Y, en general, porque resulta fascinante que nos sigamos paralizando ante la fuerza con la que se mantiene viva la obra de este genio tan excepcional del arte de la narración.

SP

Biblioteca Literatura Universal, 195 pesetas.

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