Por Oscar García
“Ya está hablando como americana y me está dando miedo” Markus
Basada en la novela de David Foenkinos, quién también dirige esta pieza, La délicatesse es una comedia romántica que da un nuevo aire al género, aproximándose a lo extraño que es el hallazgo del amor.
Nathalie “la tiene fácil con los hombres”, se ha encontrado a François, un hombre perfecto para ella, divertido y ocurrente, pero la tragédia se interpone y, la muerte de su amado deja a Nathalie en el limbo sentimental.
Tres años de luto y el entumecimiento amoroso de Nathalie la lleva a rechazar un millón de veces los avances entrometidos de su Jefe, se recluye en su trabajo y deja de “salir” al mundo real, al mundo de las relaciones. Un día por un error, por una casualidad cinematográfica tal vez, besa a Markus, el extraño e insignificante compañero sueco, a quien nadie recuerda y quién resulta ser la antítesis de François.
El tema subyace: El renacimiento de una mujer rota por el duelo, una relación entre dos personas diametralmente opuestas, con momentos muy divertidos que vienen de los personajes a su alrededor, una pieza que aborda de manera indirecta la agresividad del entorno ante una relación que no se considera natural o normal. En una cena impuesta por el jefe y director de la compañía, Markus muestra, sin saberlo, al seductor jefe, los detalles que en el torpe amante reinan, y que han enamorado a la atractiva e inaccesible Nathalie, “¡Hasta poeta y educado es!” exclama antes de sentenciarle a Markus: “Nathalie no es cualquier mujer, es como Yoko Ono, capaz de destruir al grupo más famoso del mundo”.
La delicadeza es una encantadora película sin las pretenciones del blockbuster, sólo se dedica a ganarse el guiño y la sonrisa del espectador y al parecer se lleva las palmas, con una burla magistral, a la eterna persecución americana por el acoso sexual en la oficina, muy recomendable.
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