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28

Mar

Control

Esa palabra abarca en sí misma todo lo que al ser humano hace feliz. Si uno está bajo control o tiene control sobre algo se siente la persona más grande del planeta. Nadie lo puede a uno derrumbar si está bajo control… Porque, por supuesto, siempre hay que cuidarse de los demás.

Frente a ellos nos definimos y también medimos nuestro propio valor… no importa si uno se empeña en decir que no le importa lo que diga la gente. Eso es una gran mentira.

A todos nos importa lo que piense la gente porque vivimos con ellos y tenemos necesidad de ellos. Y, cuando no nos importa ya no cabemos dentro de la sociedad, porque, si no nos importa lo que digan los demás, pues tampoco seguimos sus patrones de conducta y en muchos casos (sobretodo en materia de higiene o cuido personal) hacer eso significa la máxima violación a las reglas, lo que nos expone al castigo social.

Y como no queremos el castigo social, no hay cosa más importante que el control.

Pero en qué miseria caemos cuando eso simplemente no es posible, o no nos sale…

Aceptémoslo: no somos perfectos y NADIE, absolutamente NADIE puede decir que siempre puede mantener el control en todas las situaciones. 

A veces pasa porque desde hacía mucho rato no nos enfrentábamos a la situación (falta de forma). A veces porque se trata de una situación nueva (falta de entrenamiento - proceso de adaptación). Otras veces es simplemente porque andamos torpes y las peores veces ocurren cuando nos presionaron (presionamos?) hasta nuestros límites y ya el asunto no funciona por cansancio o negación corporal…

En esos momentos creo que es cuando uno debería de detenerse, para regresar al control de la cosa más básica: RESPIRAR… el ritmo lo podemos controlar y cuando desaceleramos recuperamos también un poco de lógica.

Pero para eso hay que primero DESCONECTARSE del mundo en el que todo el mundo nos critica -lo que no significa que no nos importe, pero sí que nos importamos nosotros también-

Lo divertido de todo es que, a pesar de ser seres sociales y vivir en sociedad, pensamos en todas las consecuencias fatales de no seguir los mismos patrones sociales (con lo cual nos olvidamos de nosotros mismos) de forma completamente individual, sin darnos cuenta de que todas las otras personas también tienen que luchar con eso. Lo que en realidad les da un caracter no tan verdugo como cuando pensamos solo en los castigos sociales de caracter colectivo.

Al fin de cuentas todo el mundo quiere control, pero que lo tenga o lo encuentre en el momento deseado, eso es otra cosa. Así que yo sólo respiro profundo y me río de mi caída… al rato y contagio a los demás de mi risa.