Chucho Valdés: el grande del jazz afrocubano
Dionisio Jesús “Chucho” Valdés Rodríguez nació en una familia de músicos en Quivicán, provincia Habana, Cuba, el 9 de octubre de 1941. Sus primeros maestros fueron su padre, el pianista, compositor y director de orquesta Ramón “Bebo” Valdés y su madre, Pilar Rodríguez, quien cantaba y tocaba el piano.
A los tres años, Chucho ya tocaba en el piano, de oído, con las dos manos y en cualquier tonalidad, las melodías que escuchaba en la radio. Hay una famosa anécdota que cuenta como “Bebo” le hizo una broma a su gran amigo, el célebre bajista y compositor Israel López “Cachao”, pidiéndole que escuchara, sin mirarlo y de espaldas, a “un joven pianista norteamericano”: era Chucho y tenía entonces cuatro años.
A los cinco, Chucho comenzó a recibir clases de piano, teoría y solfeo con el maestro Oscar Muñoz Bouffartique, estudios que culminaron en el Conservatorio Municipal de Música de La Habana a la edad de catorce años.
Influenciado por músicos como Duke Ellington, Count Basie, Glenn Miller, Nat “King” Cole, Erroll Garner y Sarah Vaughan, a los quince años Chucho formó su primer trío de jazz y en 1959, e hizo su debut con la orquesta Sabor de Cuba, dirigida por su padre, y con ella acompañó a muchos cantantes importantes de la época, tales como Rolando Laserie, Fernando Álvarez y Pío Leyva.
La vida familiar y profesional de Chucho tomó un giro dramático en 1960 cuando su padre se fue a trabajar a México y de allí a Europa, eventualmente radicando en Suecia. “Bebo” Valdés nunca regresó a Cuba, por lo que padre e hijo volvieron a verse 18 años después en el Carnegie Hall, donde Chucho debutaba con su grupo Irakere. Su extraordinaria historia de reencuentro culminó, musicalmente, en Juntos Para Siempre, una grabación en 2007 que ganó un Grammy y un Latin Grammy.
En 1970 realizó su primera gira internacional, cuando participó con un quinteto integrado por Enrique Plá, Paquito D’Rivera, Orlando “Cachaíto” López y Oscar Valdés, en el Festival de Jazz Jamboree, Polonia, donde obtuvo un rotundo triunfo con “Misa Negra”, que interpretaron antes de la actuación del cuarteto del pianista norteamericano Dave Brubeck y el saxofonista Gerry Mulligan. En este festival, según la crítica, Chucho ocupó el quinto lugar entre los grandes pianistas de jazz del mundo, los anteriores eran Oscar Peterson, Herbie Hancock, Chick Corea y McCoy Tyner.
En 1973 forma el combo Irakere, una pequeña big band que ofrece una explosiva mezcla de jazz, rock, música clásica y una amplia gama de música tradicional cubana, incluyendo instrumentos y ritmos de la música ritual religiosa afrocubana.
El grupo tuvo su primer gran impacto internacional en 1976 en Finlandia y, al año siguiente, fue descubierto por el gran Dizzy Gillespie en una visita a La Habana en un crucero de jazz del cual también eran parte el pianista Earl “Fatha” Hines y el saxofonista Stan Getz. En este mismo año lanzó en los Estados Unidos el primer disco del grupo, titulado simplemente Irakere (CBS), ganando un Grammy como Mejor Álbum de Música Latina en 1979.
Hasta la fecha, Chucho Valdés ha ganado cinco premios Grammy y tres Latin Grammy. Su grabación más reciente, “Border-Free”, muestra a Chucho en su plenitud como pianista, compositor y líder: al frente de los Afro-Cuban Messengers, un espectacular quinteto de jóvenes músicos cubanos, Chucho invita al oyente a una búsqueda musical que trasciende estilos y tradiciones.
“Ya sea como compositor o como ejecutante al piano, Valdés es uno de los grandes pilares en la historia del jazz contemporáneo”. The Houston Chronicle.
Referencia de la información:
http://www.valdeschucho.com/esp.html
Por: Joyce Tafoya
Profesora
Academia de Música Fermatta, Campus Roma-Condesa
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