ALQUIMIA
“Si un día me despierto convencida de que no me merecés o de que no me has llorado, enamorame, engualichame, porque es una injusticia que no esté enamorada de vos.”
Acudiré a los cuarenta y dos libros del Saber.
Abandonaré mi ateísmo para abrazar al Dios Thot, porque antes de rendirme intentaré salvar nuestro “nosotros” transformándolo con la alquimia.
De las espinas nacidas de mi orgullo y de mis miedos que tanto te han lastimado, tallaré cuentos caduceos para regalarte.
Me encerraré en nuestro cuarto a descifrar la Tabla de Esmeralda y no pienso salir hasta que su sabiduría me brinde la clave de cómo no hacerte más daño.
En mi estudio leí: “Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo para realizar los milagros de la cosa única.” y me pareció un hermoso resumen de lo que somos vos y yo cuando cogemos en nuestra cama.
La alquimia se basa en el régimen del fuego, del calor para transformar, entonces haré más cálido a nuestro hogar, te cocinaré guisos y cafés con leche humeantes, mis pies siempre estarán calientes para descongelar los tuyos y mis abrazos se volverán los hornos alquímicos que necesito para hacer agua tu armadura de hielo, tu helante hastío de mi ternura terrosa.
Seré aprendiz de alquimia y mi primer material a purificar seré yo misma: sal mercurio y azufre. Cuerpo, mente y espíritu. Destilaré mis juicios, opiniones y sentires dejando que solo aquellas puras y bienintencionadas lleguen a acciones. No permitiré que lidies con mis impurezas orgullosas y vengativas, yo me encargaré de ellas, alcanzaré el menstruo de todas las cualidades de mi persona que sé que son oro cuando el miedo no las contamina. Y una vez obtenida esa iluminación, fusionaré mi cuerpo para que equipare esa nueva belleza y me habré vuelto panacea de todos los venenos que supe ser.
No habrá Piedra Filosofal para mi, ni quintaesencia, ni transmutación de los metales: seré una alquimista diferente. En mi ciencia oculta habrá danzas de la imaginación bajo la luz de Venus buscando recuperar esa lux natura que perdí frente a tus ojos.
Trabajaré día y noche: intoxicaré mi cerebro con mercurio para superar el sueño, agotaré mi corazón buscando la claridad que me permita diferenciar el bien del mal. Pero si no sos capaz de esperarme, invocaré a Tomás de Aquino para que me instruya en el método, a Bacon que me guíe en la experiencia y a Flamel para que me comparta sus secretos de la transmutación pero por favor, deja de poner tus cosas en el bolso, porque por vos vale la pena aprender lo que sea: inclusive volver mi plomo en oro.
Ilustrader: desconocide.
Notes