Sin democracia, sin vivienda, y pronto hasta sin vida.
El pasado día 12 acaparó toda la atención de periodistas, polítiticos y ciudadanos. Una vez más, llegaban al Congreso de los Diputados unas iniciativas ciudadanas para ser sometidas a votación por aquellos que dicen ser nuestros representantes: la ILP para la dación en pago retroactiva, paralización de los desahucios y el fomento del alquiler social, con el fin de impedir que los bancos puedan saciar impunemente su infinita sed financiera a costa de los miembros más frágiles de nuestra sociedad, y la ILP para que los toros sean declarados Bien de Interés Cultural, o lo que es lo mismo, para blindar un festejo de españolitos retrasados midiendo sus fuerzas ante un animal drogado, para el regocijo de unos pocos retrógrados mentalmente enfermos.
El pasado día 12 se llevó a votación una reforma imprescindible en la ley hipotecaria que acabaría con los homicidios perpetuados por un gobierno adverso a sus ciudadanos, y una iniciativa absurda para garantizar la tortura. Mientras la banca y el estado dicen estar en crisis, y atracan a sus ciudadanos a mano armada dejándoles sin trabajo, ayudas sociales, agua, electricidad, e incluso sin hogar, hasta empujarles al vacío para poder proseguir con la corrupción y el blanqueo de dinero con paraísos fiscales como el Eurovegas, buscan financiar, con dinero público, un festejo encarnizado. ¿Quiénes son ellos para decidir lo que pagan nuestros impuestos?
Lo que el pasado día 12 se sometió a votación en el Congreso, fue una iniciativa para evitar que este país siga manchándose las manos de sangre, frente a una iniciativa para preservar su criminalidad.
Lo que el pasado día 12 se sometió a votación en el Congreso, fue una elección ética frente a una elección deshonesta.
Una cuenta con el aplastante respaldo de millón y medio de firmas ciudadanas, una portentosa cifra pocas veces alcanzada, mientras la otra a duras penas ha conseguido el medio millón (mínimo establecido para presentar una ILP a votación en el Congreso), tras más de un año mendigando garabatos a diputados y federatarios. La primera contaba con la oposición maquinal del PP, que no dio margen para sopesar la propuesta, ni dedicó un segundo de su tiempo a reflexionar sobre sus consecuencias, a pesar de la popularidad de la iniciativa. La segunda no es que contase con su respaldo, sino que prácticamente salió formulada desde sus filas, a pesar del casi 90% de los ciudadanos reacios a la tauromaquia.
Giro de acontecimientos
En el último momento, y al alto precio de dos vidas humanas, el PP anunció que votaría a favor del ILP. Todos nos alegramos. Los hijos de los dos ancianos mallorquines quizás pudieron tratar de consolarse razonando que el suicidio de sus padres sirvió para algo, enorme injusticia. Pero lo cierto es que aquella votación, con su subsiguiente victoria, no significó nada. Demuestra que hay presión social, pues no podrían haber aprobado la tramitación de la ILP taurina echando abajo la de la PAH sin incendiar el país, pero no garantiza la modificación de la ley hipotecaria necesaria para acabar con los continuos asesinatos de guante blanco a los que nos enfrentamos. Por eso salimos el 16 de febrero, por eso volveremos a salir mañana, y otra vez el día 23 como una gran marea ciudadana. Por eso continuará el trabajo desde la Red, y desde todas las calles del país, un día sí, y otro también.
Mario Draghi
Ese mismo mediodía también tuvo lugar otra cita “importante”. Tan relevante parecen ser las palabras que vino a escupir con exigencias el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que se establecieron inhibidores de frecuencia por todo el Congreso para que su ponencia no pudiera ser retransmitida. Si la idea fue de Draghi o del Partido Popular, es algo que no ha sido aclarado, pero por suerte, en los tiempos que corren, no hay restricción posible para la circulación de la información, y finalmente obtuvimos el discurso íntegro del caudillo economista.
Si bien concentrarse delante del Congreso es ilegal porque puede alterar el normal funcionamiento de las cortes, impedir la retransmisión de un debate en el espacio “que representa la democracia, que ha costado muchos años conseguir” (como dijo Soraya Sáenz, convencida), no lo es. El pasado día 12 el Congreso de los Diputados fue secuestrado por el capitalismo financiero en el que las vidas humanas no cuentan absolutamente nada, y nosotros no movimos un dedo para impedirlo.
El nuevo señor de Europa, Mario Draghi, dejó claro que el problema “más urgente” al que se enfrentan es “el de la unión financiera”; el sinvivir de la población griega, portuguesa y española, entre otras, como la italiana y la irlandesa, no significa absolutamente nada.
“Está previsto que el BCE sea el supervisor único de una gran parte del sector bancario de la zona del euro. Estamos preparados para comenzar los preparativos internos. (…) También resultaría beneficiosa una revisión en profundidad de los mercados de producto y de trabajo para asegurar que sean compatibles con el funcionamiento de la unión monetaria”.
Nos dirigimos hacia el modelo de la sociedad orwelliana donde impera el totalitarismo de una fuerza hegemónica donde la paz significa guerra por estar basada en el miedo del pueblo, la libertad significa esclavitud, y la ignorancia fuerza, por la ausencia de conocimiento que permite la perpetuidad del sistema salvaje. A un banco único, le seguirá una única policía, y más nos vale hacer algo antes de que sea la del Pensamiento.
En esta larga ausencia democrática, la sociedad civil toma el relevo. El único camino es la lucha, y el único responsable de llevarla a cabo eres tú mismo.
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