JosephOSJ el mundo oblato — 25 de Octubre, Monterrey, México - Entrevista al...

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25 de Octubre, Monterrey, México - Entrevista al Hno. Edgar Alberto Montes, OSJ, en su visita a San José de la Montaña

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   El motivo de su visita es “invitar a la comunidad parroquial a orar y a participar apoyando en fondos materiales a las Misiones, a las obras Pontificio-Misionales, a los Misioneros que se encuentran en otros continentes predicando la Palabra de Dios; para apoyarlos con nuestra oración y con nuestro sustento material”.

   Aprovechando su visita, platicamos con Edgar acerca de su vocación. A continuación les presentamos una narrativa en base a las preguntas que se le hicieron:
   Edgar nos cuenta que cada uno de ellos, los que han decidido seguir al Señor en la vida religiosa, en la vida sacerdotal, han tenido llamados diferentes, totalmente diferentes y, el Señor se vale de muchas cosas para actuar. En su caso, “el llamado lo empezó a sentir, no a sentir, sino a experimentar el deseo de estar con Dios”, a partir de los 12 ó 13 años. En su casa, muchos factores fueron como detonadores, llámese problemas, llámese alegrías, gozos; cada cosa con la cual él iba viviendo. Llegó un momento en que dijo “tengo todo, pero falta algo, como que algo no llena y algo falta”. Entonces, en ese tiempo él era monaguillo en la Parroquia de San José, en Jardínes del Alamo, en Cuautitlán, Ixcalli; también parroquia de los Oblatos de San José. Al ver la necesidad de los jóvenes, de los niños, de todo lo que había pasado en casa, lo inspiró a decir: “Cuando nos duele la cabeza, vamos al médico; cuando no vemos, vamos a que nos revisen, a que nos examinen; siempre es algo de ciencia, siempre hay algo que nos puede ayudar… Y, entonces, cuando nos duele el alma, cuando hay un dolor no físico sino interno ¿Con quién voy? Voy con Dios pero, necesito un medio y, los católicos tenemos a los sacerdotes”. En eso, él se inspiró para entrar (a la Congregación), el ver la necesidad del pueblo. El entró en la Congregación, pensando en el sacerdocio, él solamente quería ser sacerdote. Ya adentro, con el tiempo, con el estudiar, con el ir conociendo a los Padres que les hablaban, se dio cuenta que es una congregación religiosa. Que hay un religioso que va a tomar votos de castidad, pobreza y obediencia y que, posteriormente, recibe si Dios lo permite y él también lo desea: El Don del Sacerdocio. Y, fue un llamado, no se puede decir que extraordinario, sino fue en lo ordinario, comentó Edgar. El dice que su llamado fue como un imán, el imán está ahí en Dios y él sintió como que El lo fue jalando, “me fue uniendo a tal grado que, puedo decir que, actualmente, estoy muy contento en mi vocación y lo que estoy haciendo me hace feliz”.  Por Conchis Gema

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