No quiere decir que todo termino, voy seguir en otro lugar ...
Una leve brisa entraba por la ventana, en su cama desordenada se encontraban las maletas de su viaje, esta vez se iría para siempre. A su alrededor había dejado todo intacto, quien estuviese ahí pensaría que nunca se fue, que regresaría ese mismo día o el otro, o el otro.
Consigo llevaba solo tres cambios de ropa, un par de libros y unas pinturas. Libros que le había regalado su madre, desde que había cumplido nueve años y por los que se había interesado en la lectura, Compartiendo a Susan era una de sus favoritos, lo había leído tantas veces desde entonces que Susan paso a ser una parte de si misma. Pintar era lo que rompía sus ataduras con el mundo exterior, al que temía de vez en cuando, aunque desde un principio se intereso por plasmar retratos, últimamente solo quería dibujar aves, aves de bellos colores con ojos profundos, aves pomposas de picos exóticos y aves tristes y solitarias.
Todas las pinturas de estas seguían intactas por toda la casa, todas sus plumas caídas quedarían ahí, tiradas empolvandose a la espera de que alguien se acuerde de ellas y las lance al viento para que puedan volar sin rumbo y sin dueño.
Hoy era el día en que dejaba los malos recuerdos enterrados en pedazos , triturados, aplastados y calcinados, para que no brotasen nunca más. Así emprendería su fuga.
- Saiu-