𝖑𝖔𝖛𝖊 𝖘𝖔 𝖘𝖜𝖊𝖊𝖙

♡    𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟  𝑝𝑎𝑟𝑎   :   @fcrgivcn​​  .

sensación de ojos extraños sobre ella la hacen levantar la cabeza, sonrisa dulce desaparece apenas se percata de que no se trata de alguna de sus amistades, más bien todo lo contrario, nueva acompañante es quizás la única persona en nueva york con la que no mantiene una buena relación. ❛ irina borsuk ❜ da una última calada a su cigarrillo antes de apagarlo, sonrisa pasa ahora a ser burlona, llena de sarcasmo ❛ ¿vienes a reclamarme por algo que hice en tu imaginación? ¿con quién me acosté ahora? cuéntamelo todo ❜ 

con la mente nublada, la blonda no responde a sensata voz que le quiere obligar a mantenerse en línea, lejos de la de mayor estatura una vez la visualiza. claro que, los impulsos terminan ganando y la de descendencia rusa no tarda mucho en hacer acto de presencia, cuidando su distancia con la fémina. carmines se entreabren entre sí, sin embargo, no tiene motivos para hablar, pero claro que esto va a durar muy poco para cuando tal indagación nace por parte de la contraria, dándole a entender que probablemente su pareja y tal vez futura ex se ha acercado a hablarle del tema. “con que él ya fue a llorar contigo, ¿no?” es raro para la platinada flaquear, menos ante un falcone. “era de esperarse.” ¿le duele? como el infierno, pero sus facciones se mantienen inexpresivas en relación a la tristeza, porque lo único presente es el desagrado. “no tengo nada que reclamarle a alguien como tú.”

detiene sus pasos ni bien divisa a la pelinegra en la puerta. de haberse tratado de cualquier otra de las chicas, letha probablemente habría girado sobre sus talones para regresar a la calidez de aquel sofá que resulta más cómodo que bonito y claramente continúa adornando la estancia de la residencia por razones lejanas a la estética, pero su atención se ve acaparada por la joven cuya ausencia ha sido más que notoria durante los últimos días. y aunque ha sido notificada por dolores de antemano acerca de su momentánea partida, no puede evitar sentir intriga (un poco de desaprobación, quizá), mas es el alivio de saberle de regreso en casa lo que la lleva a tener la decencia de recibirla. “hey.” una pequeña pausa. “has vuelto,” entona a modo de observación, con voz suave. se vuelve tácita la duda tras elevar sus cejas de manera ligera, pero no va a articular preguntas ni a pedir explicaciones, pues inmiscuirse en temas ajenos a sí misma nunca ha sido lo suyo. “no, he ordenado pizza y creí que eras el repartidor,” explica entonces, cruzando delgados brazos entre sí a la altura de su abdomen, con languidez, y dedica un breve vistazo en dirección a la sala, como considerando la alternativa de retirarse sin más. vacila, se lo piensa un momento. al final, se anima a inquirir, “¿está todo en orden?” le gana la consternación, no lo puede evitar.

volver a casa ha requerido una preparación previa, no lo puede negar, una bastante difícil porque no puede compartir los motivos por los que desea mantenerse lejos de cierta blonda con su mejor amigo, en realidad, es un secreot que no puede compartir con nadie por más que le genere culpa ver cómo el mencionado se suma en un estado deplorable por la creciente incógnita en relación a tyler y el cómo se puede ver el mayormente relacionado. se tarda bastante en reaccionar, porque sus ojos escanean a la contraria como si fuese imagen presente por algún delirio mañanero, cuando la realidad es que no, y ciertamente desconocía los motivos para sentirse de esa forma, cuando después de todos, los términos entre el par estaban relativamente bien, pues las conversaciones no pasaban más allá de un saludo. “efectivamente.” se siente bastante estúpida porque ella es la única que se creando la incomodidad en presencia foránea, cuando la otra debe estar saludándola por educación nada más. le cuesta bastante pensar que ella podría ser la encargada de chequear que no saliera corriendo a la comisaria a confesar todo, por lo que desecha la idea rápidamente. “¿estás sola?” indaga, pues claramente no estaba preparada para toparse aunque sea de lejos con la causante de su insonmio. todo estará en orden para la neoyorquina siempre y cuando cleopatra se encuentre muy lejos de su persona. “lo lamento.” ríe un poco, diestra echa a un lado larga cabellera oscura a un lado en un gesto que denota cierto nerviosismo. “sí, sólo necesitaba respirar un aire diferente.” se encoge de hombros, comenzando a avanzar con cierta cautela, como si el hogar no fuera propio. “¿qué hay de ti?”

♡    𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟  𝑝𝑎𝑟𝑎   :   @fcrgivcn​  .

❛ ¿jun? ❜ cree reconocer silueta femenina, está tan segura que se trata de ella que rápidamente camina en su dirección y toca el hombro de la chica con bastante emoción, incluso estando en un país tan lejano al que llamaban hogar no pasa por su cabeza la posibilidad de estar equivocada. y le emocionaba bastante encontrarse con su amiga después de tanto tiempo sin verse.

piensa de forma inmediata que alguien tiene que alcanzarle un vaso con agua fría, para dejarlo caer en su rostro y confirmar que tal timbre femenino es simplemente una mala jugada de su cabeza. claro que, este se hace una realidad cuando de por medio hay un contacto que la hace girar y sin más encontrarse con facciones que conoce perfectamente, arrebatándole una sonrisa que no se molesta en disimular, genuina muestra de entusiasmo por parte de quien guardaba una gran cantidad de afecto por la falcone. “no puede ser.” voz se hace un poco más aguda y delgados brazos son los que deciden actuar para rodearla con los mismos. “dios mío, no puedo creer que estés acá, vesper.”

• @ropadebazar​

silencio sepulcral es lo que se percibe conforme la puerta principal es cerrada tras la neoyorquina, quien regaza cuán cachorro herido con la cola entre las patas por varios días de ausencia, que bien ante los ojos de líder rojiza pudieran activar las alarmas, procura informar su partida a regañadientes a la misma para evitar malentendidos. gracias al entorno callado, es capaz de escuchar pasos que se avecinan y es cuando sus pardos se topan con azabache cabellera que no tarda en reconocer. intento de sonrisa busca de formarse en sus carmines que están hechos una línea recta, no por desagrado, pero sin por desconocer cómo comportarse de una manera correcta alrededor de la contraria. “hey.” saluda, porque es lo mejor que puede hacer. “¿vas de salida?”

pupilas descienden cuando nota cómo es reducida la distancia entre sus manos; un ligero cosquilleo se extiende por falanges y, con esa interminable confianza que ha sido adquirida a lo largo de una toda una vida compartida, es ella misma quien procede a unificar lazo al ocupar el espacio entre sus dedos con los impropios. obsequia un pequeño apretón, un gesto de agradecimiento, del aprecio más puro que pueda alguien brindarle a otra persona. porque el detalle podría parecer mundano ante los ojos de cualquiera, pero, para beth, el que su mejor amiga le haya otorgado la dicha de acompañarla a su último baile significa el mundo entero (no hay nadie en el mundo con quien la castaña preferiría asistir). “vale, pero—” intenta resguardar sonrisa juguetona, pero el regocijo que hace a su pecho burbujear es imposible de contener, y la sensación de ensueño que aviva en ella la situación sale a vislumbrar por medio de una melodiosa risita, “tendrás que bailar conmigo al menos dos canciones.” y aunque conoce lo reacia que puede llegar a ser aurora cuando se trata de escenarios como el mencionado, no pierde la certeza de que, tratándose de ella, terminará cediendo por el simple hecho de complacerla. aurora nunca le dice que no, de la misma forma en que ella accedería a ser su cómplice en cualquier aventura. “dios, no puedo creer que en verdad nos estamos graduando. ¿lo puedes creer, ronnie? por fin vamos a salir de derry.”

desde muy temprana edad ha soñado con abandonar el pueblo, abandonar a su familia, toda la imagen que la ataba a pretender y actuar de una forma que siempre desafiaba todo lo que compone a ronnie. no es un secreto para los más cercanos a la blonda su relación familiar casi inexistente, porque más allá de asistir juntos a la iglesia cada domingo, evita el contacto, su madre nunca aprueba sus amistades ni que prendas caras terminen manchadas de fango, menos que existan rumores sobre la vida amorosa de la misma. siendo tan joven, desea vivir rápido, como si realmente estuviera preparada para el mundo. toda idea es abandonada una vez beth es la que entra en el plano, ni todos los caballos que pudiera manejar un hombre la derrumbaría como lo hace ella con un simple roce de manos como el actual. está nerviosa, mas no lo demuestra, porque no es propio de su persona sentirse así, ni siquiera en brazos de andrew ha llegado a sentir el calor que está presente siempre al lado de su mejor amiga. semblante se corrompe por propuesta, desagrado es visible en cómo arruga su nariz y voltea a visualizar a la castaña. “no me puedes hacer eso.” se queja, porque no importa cuánto se quiera negar, haría lo que la joven disponiera con su persona, porque la sensación de verla feliz era más que suficiente para aplastar un orgullo como el de aurora. “ya lo sé. he esperado toda mi vida para irme de este pueblo y no puedo creer que ya es el momento.” admite, falsa seguridad y arrogancia siempre presente, porque teme romperse ante la idea de abandonar a sus amigos del alma y más importante, a beth. “¿ya has pensado qué harás con tu libertad próxima? yo me iré a las vegas y haré una jodida fortuna, claro que sí.” comenta con humor, fantasía loca similar a la de un hombre de 40 años.

“¡porque es mi amiga!” no tarda en replicar a inquisición, su respuesta roza el sonido de voz femenina tan pronto termina de emular la pregunta. está tan fastidiado que pasa por alto el hecho de que la azabache y él en serio pasan demasiado tiempo juntos, y dado su historial, en cualquier momento las cosas podrían descontrolarse. la química era evidente y kristofer no dejaba de invitarla a sus carreras (legales o no) solo porque le caía bien. “—— no pienso que seas estúpida, diablos,” la expresión se le descompone en disgusto, zafiros dan un giro y menea la cabeza. “es mi amiga, joder. si quisiera follármela te lo diría,” ¿de verdad lo haría? es demasiado desvergonzado, pero… “si tan solo tuvieras tiempo para ir a mis carreras, podrías fijarte que va a apoyarme” tanto, que a veces estaba como copiloto, o abrazado a él en su motocicleta.

“tu amiga que probablemente también se folló a mi ex novio y que no tiene nada que la detenga para intentar hacer lo mismo contigo, otra vez.” el recelo en relación a la única fémina falcone es visible desde hace mucho tiempo, incluso afectando su relación antes de kristofer a un nivel que la empujó a desintegrarse dolorosamente. espera que el azabache no tenga la intención de profundizar en aquella mención, porque sabe que independientemente al tiempo, nunca iba a terminar bien. una tecla es presionada cuando sale a relucir verdadero motivo por el que probablemente se siga hablando con la italiana, claro que, en compañía se eso viene la particular imagen que inicia todo el problema, su estómago se revuelve en cólera y tiene el deseo de empujarlo al considerarlo descarado. “¿para qué? ¿ahora tengo que ver cómo montas a esa jodida zorra en tu motocicleta también?” presencia casi invisible se ha hecho presente en contadas ocasiones, veladas de insonmio generado por la preocupación de no volver a encontrarse con los záfiros que poseen su corazón. joder, cómo le aterraba pensar que podría perderlo sin chance a reparar errores. “no me imagino la clase de premio de felicitación que te dará cada vez que ganas una de esas carreras.” y sí, claro que insinúo eso, incluso cuando kristofer lo niega la primera vez.

camina a paso lento porque ya se ha vuelto costumbre para october ir detrás de ozzy cada vez que decide dar un paseo por su cuenta, porque le gusta acercarse a desconocidos y recibir caricias en la cabeza. después de todo, así fue como la inglesa lo encontró. “jodida madeline de mierda,” refunfuña mientras enciende cigarrillo, culpando a la otra rubia de que el can tenga mayor facilidad para escapar cada vez que busca robárselo; porque desde la perspectiva de october, nadie lo cuidaba tanto como ella misma. cuando ve hebras platinadas piensa en queenie, pero es demasiado pequeña en comparación a su mejor amiga. luego ve el atuendo y arruga la nariz, pensando que no puede tratarse de algo más que una niña rica y estirada (casi olvidándose que ella es parte de esa clase social). “me obligan a bañarlo una vez a la semana, así que no está mal” suelta en respuesta a comentario que asume ha sido al aire, y observa a la contraria con el cigarrillo colgando de sus labios y las manos guardadas en los bolsillos de su chaqueta. “—— se escapó porque le gusta conocer gente nueva,” añade a modo de explicación que se mueve a rastras por el cansancio acumulado y evidente en sus ojeras. “espero que no planearas llevártelo, ya lo adoptó un grupo de mujeres histéricas” y ella.

su campo de visión de momento se limita al canino que no tiene intenciones de abandonar al desconocer si tenía dueño o no, además, era mejor compañía que la guía que le habían designado para conocer la universidad. no puede evitar maldecir para sus adentros a su progenitora, preguntándose francamente desde cuándo la opinión de un stainhorpe podría ser tan importante para ella como para enviarla a ese lugar, un jodido pueblo. “tal vez tú deberías mostrarme el lugar.” diálogo no puede ser irrumpido hasta que la presencia de un tercero es inevitable, provocando que orbes esmeraldas ahora se fijen en la persona de llamativo acento y hebras doradas. “entonces es tuyo.” es propio de la joven con ascendencia rusa fijarse de pies a cabeza en nuevo antagonista, mientras se reincorporada en su lugar, sin embargo, dejando un brazo estirado cerca de la mascota, dejando caricias ligeras hasta que el can decidiera irse. “al parecer tienes buen gusto en perfumes, porque a eso huele.” facciones se le hacen conocidas de algún lado, sin embargo, sabe que no la conoce, porque el acento no le recuerda a nadie en casa, más allá de los socios de su tío. “oh, entonces es de las kappa.” no era irina si no se tomaba el tiempo de estudiar o al menos informarse sobre lo que componía la universidad, en especial con la considerable cantidad de escándalos que ahora encerraban a la sororidad. “espera, ¿eres parte de esa fraternidad?” enarca ambas cejas, sabe que es muy egoísta para pretender compartir hogar con una considerable cantidad de mujeres, en especial cuando son contadas con la diestra de la joven borsuk las personas que son de su agrado. “tengo el presentimiento de que nos conocemos de algún lado.”

está ocupada siendo tan escandalosa y molesta como siempre; suelta carcajada sonora por chiste (que bien podría ser un poco grosero) compartido con el tipo de la barra, quien ya se había vuelto una amistad luego de tantas visitas al local. el contacto, al que october normalmente es reacia ( especialmente porque muchos tipos han intentado aplicar tal movimiento, y está de más decir que no les ha ido nada bien ), le frunce el ceño y la hace soltar maldicion: “¿qué caraj—” da manotazo que se queda en lánguido contacto contra dermis ajena porque, bueno, es toby, y facciones atractivas sumadas a punzante mirada le roban la atención de manera instantánea. “——— no, pero podemos arreglarlo,” comisuras se alzan y por inercia, la mano que anteriormente buscaba apartar de golpe la contraria, termina envolviéndola por la muñeca, aunque sí la aparta pero esta vez es un movimiento más lento, como quien quisiera mantener posible cercanía. “¿es alexis tu guardaespaldas? porque está haciendo un pésimo trabajo,” inquiere, inclinándose hacia ella para que la escuche sobre el ruido de la gente y a su vez, ver detrás de ella por encima del hombro. “¿de quién escapamos?” 

su cabeza se encuentra trabajando más rápido de lo más normal, y sabe que lo único que le falta es llamar la atención en alguna riña por aproximarse a quien no debía con una confianza que no entraba en escena. tampoco es como si le importase llegar a la violencia, después de todo, no era ninguna cobarde, sin embargo, quería irse, evitar a toda costa problemas que podrían llegar incluso a afectar a pequeña criatura que le espera en casa.  no obstante, el contacto no le hace sobresaltar, incluso le sorprende, porque pronto se encuentra con orbes igual de claros que, no podía mentir, llaman su atención en menos de un segundo. “mi mejor amiga.” incrédula confiesa, porque el parecido entre facciones es innegable, sin embargo, aquel acento es distinto, porte igual, eran totalmente opuestas y francamente le preocupaba estar empezando a pensar en las atractivas facciones que están cerca y no en el posible peligro. “espera, ¿de verdad vas a ayudarme? ¿sin pedirme nada a cambio?” duda se instala en su semblante, buscando nuevamente mirar contrario. bueno, tal vez a alexis no le moleste si nova decidía partir sin más. “un tipo alto, calvo, probablemente divorciado.” tampoco es el mejor momento para intentar ser graciosa, pero son los nervios que actúan en alguien que se presenta despreocupada todo el tiempo. “sólo necesito salir de acá, pero el auto es de la novia de mi mejor amiga.”

asiente casi imperceptible cuando nombre completo es pronunciado, y por un instante se siente fuera de la realidad. nunca se hubiese imaginado en esa situación con la mencionada, nunca pensó que llegarían tan lejos, y todo para romperse así. joder, es que nunca debió ser tan egoísta y necesitar más de lo que tiempo atrás se ofrecieron, debió tragarse sentimientos, porque hubiese dolido menos que abrirse por completo y ser traicionada. no está segura de por qué, pero cree que encontrará algún rastro de prejuicio en semblante masculino. no es porque espere cosas terribles de cole (no cree que quepa malicia en quien la mira), sino por el mismo miedo que ex novio sembró en ella; aquél que vio tantas veces rechazar de manera violenta esas actitudes. rápidamente miedos se disipan cuando siente calor extenderse por extremidad y, como respuesta, niega con la cabeza. “no, no. nada más allá de… comentarios, ya sabes…” su mirada vuelve a descender por un par de segundos, sin querer rememorar la manera en que asher señalaba su amistad con azabache. no me gusta que te juntes con ella ; no las quiero ver juntas ; deja de acercarte ; que no soy imbécil, joder. claro que el muchacho tatuado no era ciego, y por eso zelda intentaba mantenerlos tan lejos uno del otro como fuese posible. “no quería que perdiera los estribos, que le hiciera daño. él… lo ha hecho antes, cole. con otras chicas” y ahí desliza otra confesión: que ha estado con más chicas, y las cosas no han resultado mejor que ahora, aunque ha dolido menos, eso sí. asher nunca la dañó a ella, pero se desquitaba con quienes la rodeaban, y cada noche temía que se desatara encuentro entre el par de azabaches. le toma por sorpresa palabrería ajena, pero no emite comentario, solo niega con la cabeza. “estamos bien, te lo prometo,” asher era enorme pero no tenía una neurona funcional cuando se trataba de zelda, porque la subestimaba demasiado. su cabeza se mece un poco y sus hombros suben y bajan. “no tenemos tanto dinero, necesitamos ahorrar tanto como podamos y——” se corta cuando se percata de que su café viene en manos de quien últimamente le genera pesadillas. no, no, no. no, joder, ¿dónde está olivia? “y…” los músculos se le tensan, intenta recuperar el hilo de la conversación poco a poco y conforme la otra chica se acerca a dejar el pedido. “n-no quiero pedirle ayuda a mis padres. no sé qué me dirán. y ni siquiera sé si laura quisiera ir a california, es dem—” se ve interrumpida cuando líquido notoriamente caliente se derrama en un accidente que parece demasiado intencional, y en el proceso, empapa su torso, haciendo que eche el cuerpo hacia atrás y su columna se encuentre con el respaldo de su asiento. por su garganta emerge un grito ahogado según carolina por el calor encendiéndole la piel bajo la prenda, y un montón de disculpas que pecan de falsas y hasta burlonas se hacen presentes. mierda, no tiene la estabilidad ni el tiempo para eso. “—— ya,” niega con la cabeza, ni siquiera mira a la otra mesera cuando toma un puñado de servilletas y con un valor que no sabe de donde saca, se desliza para abandonar la mesa y de paso, propinarle empujón con el hombro. “s-solo déjalo. cobra la orden de mi sueldo, da igual,” aunque intenta sonar firme, la voz le vibra y solo espera que ojiazul la siga mientras abandona el local. no puede seguir con eso, cada vez se siente más rota. humillada. no bastó con ser pisoteada por ambas chicas, ahora también es el objeto de burla para quien le arrebató todo lo que tenía. es cuestión de poner un pie afuera para romper en llanto, alejándose tanto como puede del edificio por temor a ser vista a través de ventanal, mientras torpemente intenta secar el exceso de café en su ropa. ¿cómo pudo hacerle eso? tan pronto como vuelve a encontrarse con masculino, busca abrazo. se siente pequeña y quiere esconderse entre sus brazos, buscar calma en los latidos de su corazón y que su pecho disipe su respiración agitada, porque se rompe a llorar como nunca. “—— me engañó, cole,” anuncia entre sollozos, aferrándose a la espalda del contrario, como si temiera caerse. no se detiene a pensar que confesión previa ha sido una bomba, y termina por soltar una nueva. “laura me engañó”

afirmación le basta para que resentido ser anhele lo que él no puede tener, esa sonrisa, esa risa de medianoche que debe dedicarle exclusivamente a la azabache. en ese instante, es como si entrara en modo automático, su mirada no se apaga, porque bajo un ser de naturaleza extrovertida, es fácil esconder sentimientos que puedan demostrar una realidad triste para alguien que se conforma con un poco de amor, porque después de todo, era peor no recibir en absoluto. sin embargo, algo se mueve dentro de él, porque todavía es capaz de sentir que algo no se encuentra totalmente bien, ya que por algo la fémina estaba buscando su compañía. joder, empuja esos pensamientos lejoss, no es el momento de centrarse en su persona, en especial cuando está más preocupado por el bienestar de zelda. “lo típico de asher.” se limita a decir, para darle a entender que le está llevando el hilo a la conversación, pues aunque se pueda denotar un poco distraído, escucha atentamente como la contraria menciona ahora que antes de laura, hubieron más, y en ese momento se pregunta qué se sentirá besar a la azabache, es quien lleva a casa a la californiana, es quien debe arrebatarle suspiros (tal cual como hace ella con él) y en ese momento, ese jodido momento, se siente miserable, porque ahora es capaz de confirmar que nunca ha estado dentro de lo que podrían ser de las expectativas de ella. “¿le has dicho algo a nox? tengo semanas sin verlo y pensé que se había ido contigo.” es inconsciente el comentario que desconoce la ubicación del menor, pero es fácil adivinar que al menos no era la comisaría, porque incluso la sheriff parecía estar preocupada ante repentino cambio de actitud que se podría considerar hasta como inexistente. los detalles siempre se le escapan, su atención es y siempre será para su antagonista y no para terceros en la escena, por lo que no es capaz de advertir el accionar próximo hasta que se trata de un hecho que lo deja boquiabierto. “joder, ¿acaso estás ciega?” resentimiento interno tiene oportunidad de ver la luz, fijándose ahora en la camarera que no parece arrepentida en causarle daño a la castaña. tiene que contar hasta diez una vez a zelda partir lejos de la escena, no obstante, eso no evita que cole deje un billete que sea capaz de cubrir la cuenta (y más) sobre la mesa, con el fin de evitar que se le fuera descontado a la chica, porque si todavía tenían la intención de ahorrar, lo menos que podría hacer es evitar que se le cobrase algo que ahora se encontraba en su cuerpo. el diálogo por su parte en un principio es poco, nunca distante, pero no fluido como lo es de costumbre, porque es bastante información la que tiene que asimilar, en especial con confesiones recientes que se sienten como pequeñas agujas apretándose en su pecho, nuevamente recordándole que no es y nunca sería digno, ni siquiera ahogándose a sí mismo en el perfume de laura para atraerle. dios sabe cuánto él ha intentado reprimir esos sentimientos, porque lo condenan a esperar pequeñas muestras que jamás son vistas de la misma forma que por él, y no es que es algo que pueda molestarlo, después de todo, su amistad era incondicional, sólo que a veces le gustaría que fuera más allá de eso, porque quiere pensar con mucha seguridad que él no causaría esto en la joven. son segundos lo que tarda en alcanzarla, con una imagen totalmente diferente, una rota, que amenaza con petrificarlo en su lugar, confirmando su teoria. no dice nada, porque rodea con delicadeza el pequeño cuerpo que parece de cristal ahora, a punto de romperse en mil pedazos si se le trata de otra forma. desea llevarse todo dolor que la esté persiguiendo en ese abrazo, quiere cargar con su peso para que no se pierda a quien ve como una luz, pues no se merecía sufrir. “¿por qué sigues acá?” francamente no sabe cómo empezar, un corazón roto no es fácil de sanar, mas cuando el daño que está presenciando es incluso capaz de lastimarlo, después de todo, maldice no ser digno de su piel, y quienes lo son, causan esto. “dios, como lo lamento.” el contacto se estrecha, quiere protegerla y dejar que llore, que deje ir todos los sentimientos hasta que su pecho pueda respirar aire fresco de una buena vez por todas. “debiste llamarme antes, zelda, yo pude ayudarlas con dinero.” murmura, tal vez no sea el momento idóneo para querer ofrecer soluciones.