Como buena cobarde, siempre me ha salido mejor sacar el dolor a escondidas; sólo soy valiente cuando amo.
Aún dueles; como la espina clavada que por más que intentas no logras sacar y termina infectando.
Y sucede que cuando todo está jodido, siempre encuentro refugio en ti, mi silencio.
Acá entre nos; pues ya nada y qué bueno.
Hoy asistí a un funeral; bailé, sonreí, platiqué con alguien interesante, me divertí con la promesa de vernos de nuevo. Hoy enterré tu recuerdo, y vieras qué bonito fue su sepelio.
Ya aprendí a amar a mis demonios; ahora me queda claro que no cualquiera podrá ser el infierno que necesito para domarlos, a eso se le llama libertad.
Y un día, despiertas y todas tus pesadillas se han vuelto realidad, la única diferencia es que no te aterran y respiras tranquilidad.
Te extraño y me dueles, cabrón; que más muestra quieres de que te amo.
¿Ilusiones? No, gracias; estoy harta de tanta basura emocional.
Nunca entenderé a aquellos que se sienten tan vacíos, que no logran llenarse con nadie por mucho que se les otorgue.
Más que antídoto fuiste veneno, y tan fuerte fue tu ponzoña que me dejaste el alma estéril y el corazón, muerto.
Extrañamos tanto a quien se fue, en lugar de disfrutar a quien está; en ocasiones, somos bien pendejos.
Me perdí en la oscuridad de un amor enfermo y tóxico, lleno de promesas y un futuro fingido; le vendí mi alma a una esperanza colgada de telarañas y envuelta en veneno, ese que se bebe en cada beso y caricias que dejan marcas llenas de falacia. Ya olvidé cuántas noches el insomnio ha hecho el amor conmigo, masacrando a la esperanza con orgasmos furiosos derramados en el ombligo, vaya ganas las mías de adquirir esta enfermedad que carcome el alma, que aniquila el mañana, envuelto en el frío abrazo de tu fantasma.
Estoy tan rota, que ya no logro encontrar la pieza donde sigo viva.
La geometría me gusta; menos los círculos viciosos ni los triángulos amorosos, todo es mejor claro y despejado, en línea recta.
A veces me canso de tanta mentira, de tanta mierda, de gente vacía con el ego lleno; por eso me alejo, desaparezco.
@unbaulderecuerdos
Y qué un día nuestros caminos se crucen, y que para ese entonces ya no duela la herida.