holy-darkness:

frodi-divinegullinbursti:

Por esta ocasión decidió hacerle caso a la primera y ver lo que había dentro del paquete envuelto en papel colorido. Removió la envoltura y lo abrió, encontrándose con una maravillosa sorpresa que ya había visto días atrás. Una cajita que en su interior contenía un pequeño espejo, adornado también con un conejito que tenía una mariposa en la punta de su narisita.

—Esto es… es… ¡Aaaaah~! —la euforia la invadió, y con el presente en sus manos, comenzó a pegar brinquitos por la habitación como el digno conejo de nieve esponjoso que es.

—¡La cajita del conejito! ¡Me encanta ~♥!

   El matiz del orgullo coloreó la gesticulación de su faz, dotándola de una sonrisa masculina que reflejaba con especial cuidado el sentir de saber bien cumplida una obra. La amistad de la infancia se hallaba contenta, con un jubilo cándido que respondía a las expectativas. 

   Con ello en mente y el corazón tranquilo podría descansar esa noche cuando volviera los pasos por aquel umbral y llevase los mismos al correcto sitial; los propios aposentos. Estaba en paz. 

frodi-divinegullinbursti:

Era Frodi. Había desaparecido de su radar, y ahora lo tenía enfrente suyo tan pronto ingresó a su señal, y con un regalo en sus manos.  Aunque fue un poco tarde, no olvidó su cumpleaños. Y eso es lo que importaba, eso es suficiente para ella. 

Lyfia se acercó a su mejor amigo con pasos tranquilos, y sin dar un previo aviso lo atrapó en un abrazo con todo y obsequio en manos.

—¡Gracias Frodi! —fue su respuesta, ahora sonriendo como de costumbre. —Nunca es demasiado tarde. 

    No habría esperado ese contacto. No porque ella no lo tuviese acostumbrado a los roces afables de la amistad, sino porque su propio reproche lo había llevado a censurar mentalmente esa posibilidad. Al menos, no sin esfuerzos que abalaran la respuesta como un premio. 

   Sonrió en un principio cuando, de pronto, soltó la expresividad de una risa confidente que respondiera al código íntimo de los años. 

  ---¿Qué haces, ‘baka’?---bromeó con más afecto que travesura.---Ábrelo. Estoy seguro que lo recordarás. 

    Hace días, tras la vitrina de un escaparate, ella lo había visto, y él al brillo refulgente de gusto palpitándole en los ojos. 

    Estaba presente. Con decisión, giró el picaporte del macizo portal de antaño y trasladó sus pasos de eco metálico al fémino universo, hallando pronto un encuentro con aquellas piedras brillantes que jugaban a ser ocelos. 

    Nada dijo en el trayecto; un instante de contemplanza y al siguiente se aproximó con la espalda recta hasta integrarse derecho a su frente. De entre manos acercó , casi al acto, un presente envuelto en colores tornasolados. 

     —Es un poco tarde, pero feliz cumpleaños—caló en musito.---El señor de la casa quiso que lo acompañara de cacería, pero hemos tenido un imprevisto y no pude regresar antes. Lo siento. 

• Previamente...•

     En el atardecer, la conversación se arrimaba a su tramo final. ¿Qué pensaría la regente actual de aquella florecimiento amistad? Contar con un aliado generoso con el cual tender agradable charla no le resultaba mal, y sobre sus pilares se sostendría fuerte y fiero. Quería apostar a creer y dar, con el voto, la oportunidad del cambio y la mejoría. Y si en ello permitía relucir alguna aurora sabia que otros, en su conocimiento, asociaban al halo místico de los reyes a la nobleza de espíritu lo atribuiría. No por ninguna causa fue su gente, desde los principios lejanos de Asgard, una espada tanto de justicia como de defensa.

      — Puede ser que el embaucador Loki nos engañará, pero no voy a darme por vencido con tanta facilidad, Julian—aseveró, optimista. —Agradezco sus amables palabras y juro mantenerlo informado de todos mis movimientos. Siéntase, a su vez, siempre bienvenido en esta casa. Creo que ambos tenemos mucho que aprender del otro.  Aprendiendo, mejorando y creciendo salvaremos esta tierra y pondremos fin a las penurias que nos vinieron legadas desde el pasado.

“Es un trato, yo mismo estaré disponible cada mañana para lo que usted guste consultar. Los dos aprenderemos juntos. Se que en el fondo hemos sido manipulados por criaturas externas, pero de ahora en adelante nosotros tenemos las riendas de nuestras vidas.

El hombre fuerte que ha tenido poder toda su vida en algún momento perderá el respeto por el poder que este esgrima, en cambio los hombres que alguna vez fueron débiles conocen el valor de la fuerza y….. de la compasión”.

Sólo prométame que mañana no será el soldado perfecto, sólo un buen hombre, mi estimado Gullinbursti”

Los dos fuimos débiles, quizás no a nivel de poder sino en un aspecto figurativo. Me da gusto haber trabado una amistad con una persona poderosa en el exterior, pero caritativo, noble y sincero en el interior. De el puedo aprender su bravura, fogosidad, y su hambre por el aprendizaje.

El es un rey sin corona, pero con el tiempo su pueblo lo encumbrecera. La humildad de un siervo, pero la nobleza de un rey. En estos momentos es cuando el siervo se convierte en rey.

   La blancura del fondo de las tazas vacías tornaron a iluminarse en un punto con el fulgor de los candelabros, dando señas del fin del intercambio tras un fructífero permuto. El foráneo se había instruido del local como el segundo del primero, y ambos contaban con el determinismo preciso para entregarse a los nuevos horizontes y a las faenas que los exigiesen del presente al futuro.

   Levantó ligero el peso del terciopelo y tiró a estrechar manos con el joven comerciante, sacudiendo la palma con estímulante aferro como quien ha cerrado treguas después de largas conflagaciones. Al concluir las heladas del alma asomaba el astro con gentiles augurios.

     —Se lo prometo, Julian. ¡Es mi palabra de honor! —asentó con fuerza el ímpetu sobre cada yuxtaposición de sílabas que habría de resonar en el progresar de los días, afables y liosos, con la misma urgencia de las promesas.

                                                • HILO CERRADO •

—❅Síndrome de Lyfia

Reacción de Lyfia:

Excuse me?

¿Cómo torturar a tu mejor amigo en dos sencillos pasos? Primero, que le sonrías cuando estás enojada. Segundo, negar que estás enojada. —No sé de qué me hablas… —continuó disimulando su enojo. Pero en ese momento un ruido estomacal rompió con el silencio ambiental.

    A un instante de frustrarse y el gruñido del oso tras hibernar vino para salvarle. Poco tenía su amistad de femenina, y uno de estos detalles era su inusual apetito. Comía comía, y comía sin perder la pequeña figura. — “Al parecer alguien quiere panes de zanahoria. Una buena cantidad” — sonrió, con las campanas de la alegría.  — “Hechos en casa, por supuesto. Vamos, hay que pedirlos en la cocina”. 

¿Acaso dijo panes, y de zanahoria? … Oh… no. Contrólate Lyfia, ¡control!. —Ajá… —asintió la doncella hambrienta, haciendo a un lado la fachada de falsa alegría por su enojo previo del cual ya no quedaba nada. Frente al hambre no podía protestar. 

     Le embriagó el triunfo, dejando atrás aquel pequeño episodio de desacuerdos y micro enfados. Con una mano firme en el hombro femenino, tornó con ella camino a la despensa.  — “Buena chica” — musitó como un broche a la cuestión. 

Incluso después que descubrió que Santa no existía, continuaba sonriendo. Era aterrador. —No es mala idea… las dos opciones me gustan. —Fue su contestación. La ira disminuyó un poco, pero seguía presente en el suelo los residuos de la pobre zanahoria exprimida.

     Ella no parecía satisfecha.  Incluso después de su ofrecimiento las agujas de opresión picaban en su cuerpo. Si Odín hubiese hecho a Lyfia un varón no tendría que padecer los tormentos de su voluble personalidad. —”¿Qué debo hacer para ti? Estás molesta y no hay cura que me valga” —lamentó, pensando en posibles contentos. 

¿Cómo torturar a tu mejor amigo en dos sencillos pasos? Primero, que le sonrías cuando estás enojada. Segundo, negar que estás enojada. —No sé de qué me hablas… —continuó disimulando su enojo. Pero en ese momento un ruido estomacal rompió con el silencio ambiental.

    A un instante de frustrarse y el gruñido del oso tras hibernar vino para salvarle. Poco tenía su amistad de femenina, y uno de estos detalles era su inusual apetito. Comía comía, y comía sin perder la pequeña figura. — “Al parecer alguien quiere panes de zanahoria. Una buena cantidad” — sonrió, con las campanas de la alegría.  — “Hechos en casa, por supuesto. Vamos, hay que pedirlos en la cocina”. 

    Su sentido gorrino le advertía sobre un inexplicable peligro como si la mira de un cazador apuntase a su cabeza. —”V-vamos, Lyfia. ¿De dónde creías que salían todos esos regalos bajo el árbol de navidad?”—trató de defenderse.

—Yo no dije nada… ♪ —contestó con la misma sonrisa, pero la ira seguía presente. Pero al menos le confirmó que Santa Claus no existe. ¡Adiós al último residuo de la infancia! —No estoy enojada. —¡Mentira!

  Un paso atrás por seguridad. Las sonrisas ficticias que embozaban las mujeres jóvenes inspiraban en él una necesidad de compensar. — “…Si quieres puedes acompañarme la próxima vez que tenga que viajar. O podemos organizar una reunión familiar con permiso de papá”. 

Incluso después que descubrió que Santa no existía, continuaba sonriendo. Era aterrador. —No es mala idea… las dos opciones me gustan. —Fue su contestación. La ira disminuyó un poco, pero seguía presente en el suelo los residuos de la pobre zanahoria exprimida.

     Ella no parecía satisfecha.  Incluso después de su ofrecimiento las agujas de opresión picaban en su cuerpo. Si Odín hubiese hecho a Lyfia un varón no tendría que padecer los tormentos de su voluble personalidad. —”¿Qué debo hacer para ti? Estás molesta y no hay cura que me valga” —lamentó, pensando en posibles contentos. 

         ❝ Yo creo qυe lα eхíѕтeɴciα de υɴ Dιoѕ, eѕ pαrα ѕervír y proтeɢer α loѕ нυмαɴoѕ. 

                                         Eѕ por eѕo qυe ѕoмoѕ ιɴмorтαleѕ. ❞

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Pero faltan los tíos, los primos, y un largo etc.

              Pero faltan los tíos, los primos, y un largo etc.

                  Pero faltan los tíos, los primos, y un largo etc.

            Pero faltan los tíos, los primos, y un largo etc.

—… —La coneja inconscientemente crujió la zanahoria que tenía en su mano.

    Su sentido gorrino le advertía sobre un inexplicable peligro como si la mira de un cazador apuntase a su cabeza. —”V-vamos, Lyfia. ¿De dónde creías que salían todos esos regalos bajo el árbol de navidad?”—trató de defenderse.

—Yo no dije nada… ♪ —contestó con la misma sonrisa, pero la ira seguía presente. Pero al menos le confirmó que Santa Claus no existe. ¡Adiós al último residuo de la infancia! —No estoy enojada. —¡Mentira!

  Un paso atrás por seguridad. Las sonrisas ficticias que embozaban las mujeres jóvenes inspiraban en él una necesidad de compensar. — “...Si quieres puedes acompañarme la próxima vez que tenga que viajar. O podemos organizar una reunión familiar con permiso de papá”. 

Blog re Activado: Séquito de Zeus. Rol solo en español || Friendly || AU || Saint Seiya Universe

Los dioses fieles acompañantes de Zeus, más conocidos como su séquito.

Somos los hijos del Titán Palas y la sabia Estigia. Representando a la Fuerza, Violencia, Fervor y la Victoria.

[Si lo pienso con frialdad, necesita presentarle mucha familia a Lyfia. Su amiga conoce al padre, la madre, pero faltan los tíos, los primos, y un largo etc. xD]. 

Pero faltan los tíos, los primos, y un largo etc.

              Pero faltan los tíos, los primos, y un largo etc.

                  Pero faltan los tíos, los primos, y un largo etc.

            Pero faltan los tíos, los primos, y un largo etc.

—… —La coneja inconscientemente crujió la zanahoria que tenía en su mano.

    Su sentido gorrino le advertía sobre un inexplicable peligro como si la mira de un cazador apuntase a su cabeza. ---”V-vamos, Lyfia. ¿De dónde creías que salían todos esos regalos bajo el árbol de navidad?”---trató de defenderse.