No buscaba nada de ti, me sorprendí cuando hiciste cosas por mí que no me esperaba, y te agradezco mucho eso, porque a pesar de que no te pedí ni uno solo de tus pensamientos, ni un segundo de tu tiempo, ni mucho menos regalos, me diste todo eso sin pensarlo, sin cobrarme nada por ello. Y así, simple y sencillamente por ello me enamoré locamente de ti, porque cuando yo me esforzaba, también tú, porque si no sabía a donde ir, tú me ayudabas. Fuiste quien me enseñó qué es lo que quiero y lo que no quiero para la siguiente vez que me enamore, me diste todo y yo te di todo también. Gracias infinitas por tu tiempo, y por darme una porción diminuta de tu corazón.