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Encuentros Lejanos

@encuentroslejanos / encuentroslejanos.com

Blog de turismo responsable con datos para tus viajes basados en mis encuentros con rincones y sabores alrededor del mundo. Todo lo que te recomiendo aquí lo he probado o visto personalmente, nada de recomendaciones de segunda mano. Espero que disfrutes de la página y, sobre todo, de los lugares que aquí menciono.
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5 cosas que debes saber antes de ir a Andalucía

1) Compra tus boletos a La Alhambra con antelación: Lo más importante que debes saber es que, si quieres visitar La Alhambra, en Granada, debes comprar tus entradas con antelación. MUCHA antelación. Nosotros empezamos a buscarlas en Internet un mes antes de nuestro viaje y ya estaban agotadas. Viajamos en diciembre, tal vez eso tuvo que ver con la alta demanda, pero no pierdes nada con planificar con tiempo. Estando allá en Granada, madrugamos a ver si conseguíamos entradas para el mismo día, pero tampoco lo logramos. No cometas el mismo error que cometimos.

2) Las tapas son gratis en Granada: Pues sí, nosotros tampoco lo podíamos creer, pero cada vez que pedíamos una cervecita, nos traían algo para picar. No nos ocurrió en otras ciudades de Andalucía, así que no cuentes con ello en el resto de la región. Ah, y no vayas a creer que las tapas de Granada, por ser gratuitas, son insípidas o poco generosas, la mayoría estuvieron deliciosas. Ya ni recuerdo cuántas bodegas y tabernas visitamos, pero no me olvidé de tomar nota de mis favoritas: Taberna La Tana (especialmente si te gusta el vino) y Bodegas Castañeda.  

3) Visita los Patios de Córdoba: La bellísima ciudad de Córdoba es famosa por su Mezquita y por su Alcázar. Los que no son tan conocidos son sus bellísimos patios, Patrimonio Cultural Inmaterial según la UNESCO y orgullo de sus habitantes. La Fiesta de los Patios se celebra en mayo, pero puedes visitarlos en otras épocas del año por apenas cuatro euros. Los mismos residentes de las casas que compiten por ver cuál es el patio del año, son quienes te dan el tour, te cuentan anécdotas sobre el certamen y te explican cómo hacen para regar todas las macetas. Los patios están en la zona de San Basilio, te puedes ir caminando desde el centro.

4) El Flamenco está en las calles: Mis amigos y yo fuimos a varios espectáculos de flamenco durante nuestro recorrido por Andalucía. Sin embargo, nos parecieron un poco costosos y demasiado orientados a turistas. Honestamente, más que los espectáculos super organizados, me gustaron más los bailaores que vimos en la Plaza España de Sevilla. Cuando visites esta hermosa plaza, mira a tu alrededor a ver si hay algunos ofreciendo un espectáculo. 

5) Amanece en Arcos de la Frontera: Andalucía es de las regiones más bellas que he visitado. Y, de todo nuestro recorrido, el pequeñísimo pueblo Arcos de la Frontera fue el que más me impactó. No sé si fue porque nos quedamos en Casa Campana --una casa rural muy acogedora donde Isabel y Jim, sus dueños, nos hicieron sentir como en casa-- o porque, gracias al paisaje, el sonido de los pájaros despertando y las campanadas de la iglesia, es de los amaneceres más memorables que he visto. Y mira que soy fanática de los amaneceres. La foto de arriba fue tomada en la terraza de Casa Campana (la recomendación es honesta: nunca he recibido pago ni beneficios por ninguno de los lugares que recomiendo en este blog). Si no te quedas en esta casa rural, igual puedes ver el amanecer y el atardecer desde el balcón-mirador que está al lado del Hotel Parador.

Fotos © María E. Mayobre - Casa Campana, Arcos de la Frontera

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Londres: 8 experiencias imperdibles

Este blog tiene dos objetivos: primero, recomendarte lugares que he visitado y que me han gustado especialmente y, segundo, yo misma poder recordar los nombres de esos lugares en caso de que decida volver a visitarlos. Ayer, un amigo me comentó que iba de visita a Londres y, como aún no había escrito este post, pasé casi una hora buscando en los archivos de mi memoria y de mi teléfono celular los sitios que más me gustaron. Apenas regresé a casa, comencé a escribir esta nota que llevaba demasiado tiempo atrasada:

1) Fuller’s Brewery: No sé mucho de cerveza. Soy igual de feliz con una pilsner ligera que con una IPA super hoppy. Pero mi esposo sí es experto, y fue él quien me dijo que no podíamos perdernos este paseo por la cervecería Fuller. Me gustó más que la visita a Guinness en Irlanda, ya que esta cervecería es menos turística y te permite seguir el proceso de preparación de la cerveza paso a paso. Además, la zona donde está ubicada es bellísima. Cuando termines la visita, asegúrate de caminar siguiendo el Thames hasta llegar a la taberna The Dove y tomarte otra Fuller en su terraza al aire libre, con vista al río.

2) Camdem Market: En la zona de Camden hay un montón de mercados, desde ropa hasta comida. Es ideal para pasarse todo el día o al menos toda una tarde. Lo que más me gustó de mi visita fue que en la zona de los quioscos de comida, el que más visitantes tenía era el stand venezolano. Me llené de alegría y de orgullo al presenciar el éxito de mis compatriotas de Arepa Venezuelan Street Kitchen.

3) Highgate Cemetery: Los cementerios no son destinos que suelo incluir en mis viajes, pero hay algunos que vale la pena visitar, y el cementerio de Highgate es sin duda uno de ellos. Me refiero a la parte antigua de ese cementerio, la cual sólo se puede visitar con un tour. El recorrido es muy interesante ya que incluye historias fascinantes así como explicaciones sobre qué significan los símbolos y esculturas más comúnmente utilizados.

4) Borough Market: A diferencia de los cementerios, los mercados de todo tipo sí suelen formar parte de todos mis itinerarios de viaje, especialmente si son de libros o de comida. Borough es un mercado de comida y su variedad de ofertas puede resultar agobiante. Todo lo que probamos estuvo delicioso, así que dejo a tu gusto y olfato decidir el stand de tu preferencia.

5) Nopi: Soy fanática de los libros de cocina de Ottolenghi. Nunca he preparado una receta de él que no me haya impresionado. Incluye ingredientes que no estoy acostumbrada a usar, y por eso siempre me sorprenden gratamente los sabores resultantes. Visitar su restaurante en Londres estaba de primerito en mi lista y valió la pena, la cena estuvo deliciosa.

6) Bond in Motion: Se suponía que era una exposición itinerante, pero lleva ya lleva tiempo en el London Film Museum. Igual no te duermas en los laureles, no vaya a ser que te la quiten. Bond in Motion es una exposición pequeña --nosotros la visitamos antes de ir al aeropuerto-- pero perfecta para los amantes de James Bond y para quienes quieran ver en vivo los vehículos usados por el agente 007.

7) Chinatown: No sólo es enorme y muy divertido para pasear, el barrio chino está, además, ubicado en pleno centro, así que probablemente te toparás con él en tu visita a Londres. Tal vez llevaba muchas Fuller encima y por eso la aprecié tanto, pero me atrevería a decir que la cena en el Golden Dragon es una de las comidas chinas más deliciosas que he probado. Pedí, como siempre, el Pato Pekín.

Fotos © María E. Mayobre y Nopi

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La novela viajera

Hace dos años, envié mi primer manuscrito a un concurso bienal de novela en Venezuela. Cuando me llegó el correo electrónico anunciando que había ganado, creí que era una broma, un virus, spam para venderme algo. El veredicto resultó ser cierto, pero la broma la jugó el tiempo: aunque el premio incluía publicación, la situación económica del país no permitió que se publicara.

El manuscrito viajó de Venezuela a México y hoy tengo la alegría de anunciar que esa misma novela, ahora titulada "El mordisco de la guayaba" ha sido publicada por Penguin Random House bajo el sello Plaza & Janés. Está disponible en librerías en México, en versión digital en todo el mundo y será distribuida en librerías de Estados Unidos a partir de junio (ya se puede pedir a través de este enlace). 

Todos los personajes de "El mordisco de la guayaba” y especialmente sus protagonistas (Julia, Primitiva y Mulatona) son tan nómadas como yo. Exploran el mundo y se descubren a sí mismas a través de los viajes y los libros. Te invito a viajar conmigo al mundo de Primitiva y Mulatona y compartir tus fotos de “El mordisco de la guayaba” recorriendo el planeta.

Fotos cortesía de Karina Martinengo y Me Gusta Leer México.

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Italia en carro: Road trip por la Costa Amalfitana (desde y hasta Nápoles)

De todos los países en los que he manejado, desde Escocia hasta Venezuela, el más difícil me ha parecido Italia. Las calles son tan estrechas y hay tantos sitios por los que no puedes entrar, que no sé por qué insisto en alquilar carro en lugar de tomar el tren o el autobús. Supongo que se debe a que a algunos de los sitios más hermosos sólo se puede llegar manejando, como Sirmione, que compartí contigo en el road trip desde Milán, o la costa Amalfitana, que te muestro en el siguiente artículo:

Nápoles: Antes o después de tu road trip, pasa un par de días en Nápoles y no dejes de visitar el Museo Arqueológico Nacional (me impactaron los mosaicos) y el Cristo Velado de la Capilla San Severo. Aprovecha también para darte un paseo por la ciudad subterránea (atención claustrofóbicos: el paseo incluye unos túneles muy estrechos) y para comerte una auténtica pizza napolitana. Nosotros nos quedamos en el hostal SuperOtium y te lo recomiendo sin dudarlo, especialmente por la ubicación, la decoración y la atención (Nicola te dará excelentes recomendaciones de lugares para visitar y comer).

Herculano y Pompeya: En un sólo día puedes visitar estos dos pueblos y te recomiendo hacerlo en este orden, ya que Herculano, por ser más pequeño, te da una visión general, mientras que Pompeya te da más detalles del día a día, desde los mosaicos hasta los frisos, desde el burdel hasta la taberna. Tanto Herculano como Pompeya fueron enterrados por ceniza en el año 79 d.C., luego de la erupción del volcán Vesubio, y eso los preservó como ningún otro pueblo del antiguo imperio Romano, lo que ha permitido obtener un testimonio detallado de la vida cotidiana en el siglo I.

Vietri Sul Mare: Este pueblito famoso por sus cerámicas es ideal para pasar la noche, ya que queda a medio camino entre Pompeya y Ravello, nuestra siguiente parada. Nosotros nos quedamos en B&B Umberto, en pleno centro, limpio y muy cómodo.

Ravello: Este bellísimo pueblo de la costa amalfitana declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1997, ha sido visitado por cantidad de artistas, desde Wagner a Truman Capote, y ofrece cada verano el Festival de Ravello, un encuentro internacional de músicos y artistas.

Amalfi: La visita obligada en Amalfi es su hermosa catedral, la cual ha sido renovada tantas veces que hoy en día incluye elementos barrocos, góticos, bizantinos y románticos.

Positano: Otra de las estrellas de la costa Amalfitana, este bellísimo pueblo también ha impactado a multitud de artistas, entre ellos el Premio Nóbel de Literatura John Steinbeck, quien escribió que “no parece real cuando estás allí, pero se vuelve real cuando te has ido.” Lo más irreal es manejar en esa mini carretera, especialmente cuando viene un autobús de frente.

Sorrento: Fue nuestra última parada antes de regresar a Nápoles. Es también un popular destino turístico y cinematográfico (Sofía Loren protagonizó aquí la película de Vittorio de Sica “Pan, Amor y...”). Cerca del puerto que aparece en la foto de arriba, hacia la izquierda, encontrarás una pared con fotos de la película. De regreso a Nápoles y si te quedan energías, celebra que lograste manejar por esa carretera vertiginosa tomándote un traguito en Super Fly, un bar pequeño pero con excelente música.

Fotos © María E. Mayobre

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Acadia sin turistas

Qué daño le hizo Walt Disney a las mujeres de mi generación. Además de decirnos que lo que tenemos que hacer es dormir hasta que venga un príncipe a despertarnos, también nos pintó el bosque como algo peligroso. La realidad es que no hay nada mejor para una “damisela” que explorar la naturaleza, allí es donde termina reencontrándose y donde se vuelve más fuerte. Claro que, si como yo, la “damisela” no hace bien su investigación pre-viaje y comete el error de visitar el Parque Nacional Acadia en pleno fin de semana del maratón --y además cuando las hojas del otoño están en su esplendor--, las posibilidades de reencontrarse así misma mientras está rodeada de turistas tomando selfies y de niños llorando, se reducen al mínimo. Para que puedas perderte y reencontrarte en Acadia National Park aunque visites en temporada alta, aquí comparto contigo algunas de las caminatas más solitarias:

1. Echo Lake Beach: A menos que sea verano, es probable que esta playa de aguas cristalinas no esté muy llena cuando la visites, ya que está en una de las zonas más apartadas de Mount Desert Island. Tiene un par de mesas de picnic así como baños públicos, buena parada antes de emprender rutas largas. 

2. Beech Cliff Loop Trail y Beech Mountain Loop Trail: Ambos caminos parten del mismo estacionamiento (esta parada no está incluída en la ruta del autobús de Acadia), pero comienzan en puntos distintos. Los dos son escaladas cortas y fáciles (0.8 y 1.1 millas, respectivamente), con increíbles vistas  a los lagos cercanos (incluyendo Echo Lake) como recompensa.

3. Ocean Path de madrugada: A diferencia del rostro humano, el rostro de la naturaleza está en su mejor momento a primeras horas de la mañana. La foto de arriba no es del Ocean Path, pero la tomé en el camino, poco después de la madrugada. Esa es la mejor hora para visitar uno de los caminos más hermosos (y populares, precisamente por su hermosura), del parque nacional Acadia. Para otras recomendaciones sobre este parque y sus senderos más populares, así como más detalles sobre el Ocean Path, visita este artículo.

Fotos © María E. Mayobre

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Capitol Reef National Park

Como te habrás dado cuenta por mis recientes artículos sobre Zion, Arches y Canyonlands, estoy obsesionada con los parques nacionales de Estados Unidos. Esta obsesión comenzó con mi viaje a Acadia el año pasado, y se ha agudizado con cada nuevo parque que he visitado. En cada paseo compruebo que, por muy angustiada que esté con respecto a la situación de mi país y del mundo, la naturaleza siempre logra aliviarme. Admirar paisajes que han sobrevivido a las locuras de nosotros los humanos por miles de años, me devuelve el optimismo y me renueva las ganas de luchar por evitar que sigamos destruyéndonos los unos a los otros y, en el proceso, que sigamos destruyendo nuestro hogar común. Si no lo aprendemos nosotros solos, creo que la sabia naturaleza se encargará de enseñarnos por las malas, pero ese es otro tema. Por los momentos, vuelvo a enfocarme en el tema de este artículo: mi reciente visita a Capitol Reef.

La verdad es que después de varios días caminando intensamente por diversos parques, las piernas ya no daban para mucho, y como había amenaza de tormenta eléctrica el día que visitamos, decidimos tomarnos este parque con calma y sólo hacer los caminos catalogados como “fáciles”, así que no son muchas las recomendaciones que te puedo dar de este parque: 

1) Capitol Gorge Trailhead: Es un camino de 2 millas (3.2 kms) ida y vuelta que incluye vista a los “water pockets”. Personalmente, lo que más me impresionó fue el cañón que recorrimos en carro para llegar a la entrada de este camino. Como puedes ver por la foto del Jeep que habíamos alquilado, te sientes pequeñito.

2) Grand Wash: Camino plano de 4.4 millas (7 kms) por un cañón altísimo que se hace cada vez más estrecho.

3) Petroglifos: Es una corta parada desde donde podrás ver dibujos en las piedras realizados por los Hisatsinom entre los años 300 y 1,300 de nuestra era. 

4) Panorama Point: La última parada del parque, desde donde recomiendan ver tanto el atardecer como el cielo estrellado durante la noche.

Fotos © María Eugenia Mayobre

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Road trip de un día desde Boston

Ya te recomendé en un artículo anterior un paseo que puedes hacer en un fin de semana: Road Trip desde Boston hasta Old Orchard Beach en Maine. Si sólo tienes un día, tal vez este corto paseo de 4 paradas te guste más:

1) Boston a Hammond Castle (aprox. 75 mins): Como puedes ver por las fotos, Hammond Castle no parece pertenecer a la costa Este de Estados Unidos. Inspirado en la arquitectura medieval, este castillo fue construido en 1926 por el inventor John Hays Hammond Jr. como un regalo para su esposa. Los horarios de visita son extraños, visita su página web para conocerlos, pero así no puedas entrar, el paseo por sus áreas externas vale el viaje.

2) Hammond Castle a Rockport (aprox. 25 mins): Rockport es un lindísimo pueblo costero (tan lindo que ha aparecido en varias películas, incluyendo “The Proposal” con Sandra Bullock). Mi parte favorita es la callecita llamada “Bearskin Neck”, una pequeña península caminable llena de tienditas y restaurantes de comida del mar. Nosotros comimos en el último de ellos, “My Place by the Sea”, donde tanto la vista como la comida estuvieron inigualables.

3) Rockport a The Paper House (aprox. 10 mins): Todo lo que ves en las fotos de arriba (excepto la alfombra), es hecho con papel periódico enrollado. Todas las paredes de The Paper House (la casa de papel) están forradas con el mismo material, y aquí también podrás encontrar un piano, un reloj, y muchos otros muebles, así como toda la información sobre esta misteriosa casa.

Si te queda tiempo, puedes pasarte por Gloucester o Manchester by the Sea en el camino de regreso, dos pueblos costeros también llenos de encanto.

Fotos © María Eugenia Mayobre

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Canyonlands National Park

Canyonlands era el parque sobre el que tenía menos expectativas en mi recorrido por los parques nacionales de Utah. Su nombre no me era tan familiar como Zion o Arches, y la verdad es que estaba un poco cansada de los paisajes áridos. Ahora, --después de haberlo visitado-- puedo decir que fue mi favorito.

1) Grand View Point : Canyonlands es inmenso y está dividido, así que debes elegir por dónde entrar. Nosotros elegimos “Island in the Sky”, desde donde manejamos hasta el final de la carretera, donde comienza el camino que más me gustó de todo el viaje: Grand View Point. Es un camino plano de dos millas (3.2 kms) que, según el folleto del parque, toma 1.5 horas. El camino no es difícil, lo que te dejará sin aliento son las infinitas vistas a cañones que revelan las distintas profundidades de la tierra.

2) Buck Canyon Overlook: Cortísima parada en el camino hacia o desde Grand View Point, donde podrás admirar la vista de la foto de arriba.

3) Green River Overlook: Otra corta parada en el camino a la próxima excursión.

4) Upheaval Dome (1st Overlook): El “Upheaval Dome” es un misterio. Los científicos ofrecen dos teorías sobre la formación de este inmenso cráter de más de dos millas de ancho. Una teoría dice que es el resultado de un impacto de meteorito y, la otra, que fue una capa de sal la que lentamente erosionó la roca causando esta formación. Puedes ver este “misterio geológico” desde dos paradas. A la primera (1st Overlook, a 0.8 millas o 1.3 kms), es relativamente fácil llegar a pesar de la empinada cuesta. 

5) Upheaval Dome (2nd Overlook): La segunda parada del Upheaval Dome no es apta para quienes sufren de vértigo, pero vale la pena la milla adicional (2.9 kms) que lleva hacia la cima. La excursión completa a las dos paradas del Upheaval Dome es catalogada como “moderada” de acuerdo al folleto del parque y toma en total alrededor de una hora y media de caminata.

6) Mesa Arch: La última caminata de este paseo de un día por la zona “Island in the Sky” de Canyonlands National Park es fácil, plana y corta (0.5 millas o 0.8 kms). Mesa Arch, formación milenaria formada por ciclos y ciclos de congelamiento y descongelamiento, es perfecta para ver el amanecer (aunque nosotros vimos el atardecer y también estuvo espectacular). 

Fotos © María E. Mayobre

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Arches National Park en un día

Como cada uno de los Parques Nacionales de Estados Unidos que he visitado, Arches está lleno de caminos sorprendentes --de mayor o menor dificultad-- repletos de impresionantes vistas y monumentos naturales. Aquí comparto contigo los caminos que logramos hacer en un día:

1) Devils Garden Trail: Es un camino fácil, plano y corto, que te llevará al Landscape Arch, uno de los arcos más largos de este parque. En la foto de arriba puedes ver la dimensión de este arco si lo comparas con los dos niños al lado de la barrera. El recorrido de ida y vuelta hasta el Landscape Arch dura entre 45 minutos y una hora, tomándotelo con calma. Si continúas caminando, el trayecto se vuelve más difícil y te lleva al Double O Arch, pero nosotros nos regresamos ya que queríamos explorar otros caminos.

2) Skyline Arch: Caminata cortísima (unos 10 minutos) a este arco formado repentinamente en 1940, cuando una enorme roca se desprendió de la estructura, doblando el tamaño del arco en un instante. A la entrada del camino, podrás ver fotos del “antes” y el “después”.

3) Delicate Arch: Una de las más impresionantes caminatas del parque, ya que no es posible ver este icónico arco hasta que llegas al final del trayecto. Este camino de 3 millas ida y vuelta (4.8 kms) es calificado como “strenuous” (agotador) en el folleto del parque, pero nos cruzamos con varios niños y ancianos, así que imposible no es. No le tengas miedo y tómatelo como esa canción que no deja de sonar en la radio: “despacito”. Aquí arriba nos comimos nuestro bien merecido sándwich de almuerzo y le tomamos un “selfie” de reconocimiento a nuestros cansados pies.

4) The Windows y su “Primitive Trail”: Camino fácil de 1 milla (1.6 kilómetros) y también muy bien recompensado con espectaculares vistas. Mi trayecto favorito del parque fue caminar por el “Primitive Trail” que sale desde allí, ya que por ser un camino más salvaje y menos turístico, no nos cruzamos con nadie y pudimos sentirnos realmente “en el medio de la nada”. Esta foto de las dos “ventanas” la tomé desde el “primitive trail”.

5) Double Arch: A estas alturas es probable que ya estés saturado de arcos, pero la última caminata que te recomiendo está al lado de “The Windows” y vale la media milla (0.8 kms) adicional, porque este arco doble es realmente impresionante visto desde adentro.

6) Balanced Rock: Si te queda energía, toma el carro y maneja hasta el camino de Balanced Rock (0.3 millas). Si, en cambio, te pasa como me pasó a mí y ya las piernas no te dan, toma una foto desde el carro en el trayecto de salida, la “roca que se balancea” se ve muy bien desde la carretera.

Fotos © Maria Mayobre

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Zion National Park en menos de dos días

Por mí, me hubiese quedado una semana en el Parque Nacional Zion, para asegurarme de explorar cada uno de sus rincones, pero como soy una viajera encadenada al horario de oficina, mis escapes tienen fecha de ida y de regreso. Después de las tres noches gratis que nos dieron en Las Vegas, mi compañero de aventuras y yo nos fuimos hasta Zion National Park, donde pasamos una noche. Afortunadamente, al igual que Acadia, Zion no es de los parques más grandes, y pudimos explorar un buen trecho en el poco tiempo que estuvimos. Comparto contigo nuestro recorrido:

Día 1: Llegamos a Zion a eso de las cuatro de la tarde (queríamos salir de Vegas tempranito en la mañana, pero qué te puedo decir, Vegas es Vegas, terminamos saliendo a la una de la tarde con mucho esfuerzo). Como el atardecer era a las seis, preguntamos en el Centro de Visitantes qué camino nos sugerían para tan poco tiempo y nos recomendaron el Pa’rus Trail, un camino pavimentado, plano y fácil que hicimos en menos de dos horas y donde, como puedes ver por las fotos de arriba, contamos con la compañía de algunos habitantes del parque.

Día 2: A pesar de que hicimos nuevos amigos con quienes compartimos vino y cervezas frente a la fogata del Holiday Inn donde pasamos la noche (excelente ubicación y relación precio/valor, al menos en febrero), logramos despertarnos “temprano” (para nuestro estándares). Iniciamos el día manejando por el Scenic Drive, una ruta de 6.6 millas que recorre el parque e incluye túneles y vistas impactantes. Durante la temporada alta no se permiten carros, así que las siguientes paradas probablemente las tendrás que hacer en el autobús gratuito que ofrece el parque: 

Parada 1: Dejamos el carro en la parada Temple of Sinawava (es la última parada del autobús) y caminamos el Riverside Walk (2 millas), que nos tomó aproximadamente una hora. Nos sentimos pequeñitos al lado de esos rascacielos naturales. Yo quería seguir y hacer el famoso The Narrows (16 millas), pero ese paseo incluye caminar con el agua hasta el pecho, y en invierno no nos pareció lo más agradable. Si te animas a explorar The Narrows, lleva un cambio de ropa e investiga bien todas las precauciones que debes tomar; el riesgo de crecidas inesperadas es significativo.

Parada 2: La siguiente parada fue Weeping Rock, donde en apenas diez o quince minutos caminando llegamos a “la roca que llora”. Aunque el recorrido de ida y vuelta no dura más de media hora, nos tomó alrededor de una hora, porque nos quedamos un buen rato sentados en silencio, protegidos por la curvatura de la montaña, disfrutando de la soledad (una de las razones por las cuales me gusta visitar los parques en invierno o cuando llueve) y admirando la belleza y la paz del paisaje.

Parada 3: La tercera y última parada fue The Grotto, desde donde emprendimos el recorrido que terminó siendo mi favorito: Kayenta Trail. Desde esa misma parada sale el camino a Angels Landing (5.4 millas si te vas por el West Rim Trail), que aunque está catalogado como “difícil”, es uno de los caminos más recomendados. Como teníamos poco tiempo y el camino a Angels Landing es un recorrido empinado de unas 4 horas, preferimos dejarlo para una próxima visita. No importó que el Lower Emerald Pool trail estuviera cerrado por un derrumbe, desde el Kayenta Trail --considerado de nivel intermedio-- pudimos visitar las tres Emerald Pools (lower, middle y upper). Tardamos unas dos horas en hacer el recorrido completo y aprovechamos la tranquilidad del Upper Emerald Pool (en la foto de abajo) para comernos el sandwich que llevábamos en la mochila.

Como verás, logramos hacer 4 caminos en un día y medio y recorrer casi todas las paradas, pero, como siempre nos pasa en los parques nacionales, nos quedamos con ganas de más, especialmente de visitar The Narrows y Angels Landing. Si no quieres que te pase como a nosotros, te sugiero que le dediques al menos tres días a este parque.

Fotos © Maria Mayobre

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Naturaleza: Tu mejor apuesta en Las Vegas

Una cadena de hoteles me ofreció tres noches de alojamiento gratis en Las Vegas a cambio de escuchar por dos horas las ventajas de su sistema de time-share o multipropiedad. Obviamente, aproveché la oportunidad (la de viajar, no la de endeudarme para comprar una multipropiedad). Como las apuestas, los casinos y el turismo de masas no son lo mío, opté por alquilar un carro y hacer excursiones a sitios naturales cercanos. Mi más reciente obsesión es conocer todos los parques nacionales de Estados Unidos, así que me enfoqué en los cercanos a Vegas y dejé para otra oportunidad paseos atractivos como el Hoover Dam y el área 51. Aquí mis recomendaciones para paseos en carro desde Las Vegas:

1. Valley of Fire (aprox. a 1 hora en carro): No hace falta que le pidas a Elon Musk que te lleve a Marte tal y como dos millonarios le pidieron que los llevara a la luna. Para una experiencia probablemente similar a una visita al planeta rojo, basta con que te des una vuelta por “el valle del fuego”, donde sólo verás inmensas e impresionantes rocas rojas a tu alrededor.

2. Death Valley National Park (aprox. a 2 horas en carro): Antes de entrar a Death Valley, te sugiero pasar por el pueblo fantasma “Rhyolite” así como por el “Goldwell Open Air Museum”, uno al lado del otro, y ambos en muy cerca de la entrada al parque nacional. Un vez en Death Valley, explóralo a tu gusto, tanto de día como de noche. Al contrario de lo que sucede en Mount Washington, donde empiezas el recorrido en franela y lo terminas con abrigo de invierno, aquí la temperatura va subiendo gradualmente hasta que llegas a Furnace Creek, el lugar donde se ha registrado la temperatura más alta del aire en el planeta: 134 grados Farenheit o 57 grados Centígrados. La noche en que yo fui había luna llena y no se veían tanto las estrellas, pero este parque es también famoso por sus noches estrelladas. En Death Valley, te sugiero pasar por “Badwater Basin”, a 85.5 metros por debajo del nivel del mar (es el punto más profundo del continente americano). Tendrás a las salinas de la foto delante de ti y, si volteas, verás en las montañas un pequeño cartel que lee “sea level”.

3. Zion National Park (aprox. a 3 horas en carro): En este parque pasé dos días, así que le voy a dedicar un artículo completo, pero brevemente te puedo decir que, de todos los caminos que hice, el camino llamado “Kayenta Trail”, al que tienes acceso en la parada “Grotto”, fue el que más me gustó. Es de nivel intermedio, dura unas dos horas en total, ofrece unas vistas impresionantes y te lleva a las “Emerald Pools”, piscinas naturales hermosísimas e ideales para tomar un descanso y merendar antes de hacer el camino de vuelta.

Si a pesar de todas las recomendaciones de arriba insistes quedarte en Las Vegas, entonces te recomiendo que no te limites al famoso “Strip”. Date una vuelta también por Freemont Street (a mí me pareció menos falsa y más divertida que el strip) y camínala hasta el final. En la última parte del trayecto encontrarás una mantis de acero que escupe fuego y un parque infantil para adultos escondido dentro de un centro hecho de contenedores industriales. Termina el recorrido en el icónico Atomic Liquors.

Fotos © Maria Mayobre

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Dónde comer en New Orleans: Tres favoritos

New Orleans cuenta con todos los elementos que me gustan en una ciudad: No es demasiado grande, tiene buena música y buena comida, es caminable, en cada esquina hay algo interesante que ver, el invierno no es gélido y siempre hay algo que hacer. No recuerdo ningún sitio en News Orleans donde haya comido mal, pero sí recuerdo tres donde comí especialmente bien, y por eso los comparto contigo:

1. Shaya: La comida de New Orleans es deliciosa, pero puedes sentirte mal al cabo de varios días seguidos comiendo gumbo, beignets, muffuletta y jambalaya. Por eso, la visita a este restaurante israelí es refrescante no sólo para el paladar sino también para la salud. Tal vez te interese saber que ganó el James Beard Award a mejor nuevo restaurante en 2016.

2. Three Muses: Este restaurante de platos pequeños, ideales para compartir, está ubicado en Frenchmen Street y siempre está lleno. Como no es fácil conseguir mesa, mi recomendación es la siguiente: Apenas llegues a Frenchmen Street, anótate en la lista de Three Muses. Tomarán tu número de teléfono móvil y te enviarán un texto cuando tu mesa esté lista (para que tengas una idea, nosotros llegamos a las 7 p.m. de un sábado y nuestra mesa estuvo lista a las 10 p.m.). Una vez en la lista, visita el mercado de arte nocturno. Al salir del mercado, pásate por The Spotted Cat (en la foto). Allí podrás tomarte un aperitivo mientras disfrutas de la banda de turno, que seguramente es buenísima: New Orleans y The Spotted Cat son famosos por la calidad de su música. 

3. Bacchanal: Un poco más lejos del centro, en la zona de Marigny, se encuentra esta tienda de vinos que se convierte en patio al aire libre. No verás cartel al entrar y te preguntarás si te equivocaste de dirección cuando pases por la puerta y sólo encuentres una licorería. No te equivocaste: toma una botella, unos quesitos, paga en la caja (ellos prepararán una hermosa tabla de quesos con tu selección y te la llevarán a tu mesa), pasa al patio trasero y disfruta del fresco aire de New Orleans y de bandas en vivo hasta que el cuerpo no te de más. En Bacchanal nunca te van a botar de tu mesa si no estás consumiendo, así que te puedes quedar horas disfrutando de su música en vivo. Si prefieres comida más contundente que una tabla de quesos, en la parte trasera del patio puedes pedir comida por una ventanita, que luego te llevarán a tu mesa. Bacchanal es tan informal, relajado y delicioso, que te sentirás tan a gusto como si estuvieras en casa de viejos amigos.

Por supuesto, hay muchísimos otros lugares deliciosos para comer, como Commanders Palace, que ya mencioné en un artículo anterior y Jacques-Imos, donde te sugiero llegar con antelación (sólo aceptan reservaciones para grupos de 5 o más personas) y probar la cheesecake de camarones y cocodrilo. Y como siempre, si tienes otras recomendaciones, no dudes en escribirme.

Fotos © Maria Mayobre

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Irlanda en fotos: Road trip de 3 noches desde y hasta Dublin

Así como lo hice con Escocia, aquí comparto contigo, a través de fotos, algunas ideas de paradas en caso de que quieras hacer un road trip por Irlanda, saliendo y llegando a Dublin. Este viaje incluye tres noches fuera de la capital.

1. Trinity College, Dublin.

2. Rock of Cashel, Moor.

3. Distilería Jameson, Midleton, Cork.

Después de estas dos paradas en la vía, llegamos a Killarney, donde pasamos la primera noche. Al día siguiente, visitamos:

4. El pueblito pesquero Dingle, en Kerry, famoso por su delfín amistoso: Fungie.

5. Al igual que en Escocia, encontramos ovejas y cabras por todo el trayecto.

6. La península de Dingle

7. La carretera de West Kerry

8. Gallarus Oratory, en Kerry

Pasamos la segunda noche de este road trip en un hotel muy cerca de Bunratty Castle, que fue nuestra primera parada del día siguiente:

9. Bunratty Castle, en Clare.

10. The Cliffs of Moher, el lugar que más me impresionó del viaje.

11. El área de Murrooughtoohy (caminamos por todas esas rocas hasta el mar)

En el trayecto de regreso dormimos en Galway, una ciudad muy linda a menos de tres horas en carro de Dublin, ideal para la tercera y última noche, antes de regresar a Dublin.

Fotos © Maria Mayobre

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Road trips por EEUU: Algunos encuentros bizarros

Como ya has visto por este blog, pocas cosas en el mundo me gustan tanto como los road trips o viajes en carretera. Mi hermana dice que me cuesta ir de A a B en línea recta, y tiene razón. Cuando me voy de road trip, viajes que normalmente durarían cuatro horas, los termino haciendo en ocho o nueve. Primero, porque trato de evitar las aburridas autopistas. Y segundo, porque no resisto la tentación de pararme en cada lugar que me parezca remotamente interesante. Así, he descubierto un montón de sitios que jamás imaginé que existirían. Aquí comparto contigo algunos de los más bizarros:

1. Los ponys perdidos de Lincoln, Massachusetts: No se sabe cómo empezaron a llegar a este terreno baldío de Lincoln, pero desde el 2010, el grupo de caballitos de plástico ha seguido creciendo, y nadie sabe quién lo alimenta. Lo que sí se sabe, es que a veces los caballos amanecen reordenados, “a veces en círculos, a veces en fila, como caballos de carrera”, según nos cuenta Atlas Obscura.

2. El centro de nostalgia de Wild Bill’s en Connecticut: No recuerdo de dónde venía ni adónde iba, pero sí recuerdo que casi choqué del frenazo que pegué cuando me topé, de la nada, con las estructuras insólitas de este extraño lugar que incluye un laberinto de libros y discos, una tienda de memorabilia y una casa embrujada. En su página encontrarás más información.

3. Abita mystery house o UCM Museum en Abita Springs, Louisiana: Alquilamos un carro para ir desde New Orleans al Barataria Preserve, en Jean Lafitte National Historical Park, y en el camino pasamos por este rarísimo lugar. La entrada cuesta tres dólares y lo único que ves al llegar es una tienda, pero si pasas el umbral de la puerta trasera, encontrarás un laberinto de más de mil objetos de todo tipo, desde una maquinita que simula un tornado en una maqueta cuando aprietas un botón, hasta colecciones de objetos antiguos y obras de arte folclórico. 

Estos encuentros han sido casuales, pero si te gustan los sitios extraños, una buena página para encontrarlos es Atlas Obscura, dedicada a reseñar lugares bizarros alrededor del mundo.

Fotos © Maria Mayobre

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El triángulo daliniano: Road trip por los museos de Salvador Dalí

Barcelona es una ciudad de la que nunca me canso. Cada vez que la recorro, descubro algo nuevo. Sin embargo, sus alrededores también están llenos de encanto. En nuestro reciente viaje a Barcelona, mis amigos y yo alquilamos un carro por un par de días para visitar tres de los lugares favoritos del artista favorito de muchos: Salvador Dalí. Para el alojamiento a medio camino, te recomiendo el hotel Can Carbó de les Olives, en Peralada.

1. El castillo de Púbol: La primera parada del trayecto es este castillo medieval que le regaló Dalí a Gala. Dalí lo compró y decoró en 1969 con la intención de que fuese un refugio y lugar de descanso para su esposa. Aquí fue enterrada Gala luego de su muerte en 1982, y aquí vivió Dalí hasta 1984, cuando un incendio lo obligó a mudarse. Tanto como el castillo, me impresionó la siguiente frase de Gala, que puedes leer al entrar: “Acepto el Castillo de Púbol, pero con una sola condición, que tú no irás a visitarme al Castillo si no es mediante una invitación escrita.” Y me gustó la opinión de Dalí sobre esta extraña regla que le impuso su esposa: “Esta condición halagó sobre todo mis sentimientos masoquistas y me entusiasmó, Gala se convertía en el Castillo inexpugnable que nunca había dejado de ser. La intimidad y sobre todo las familiaridades hacen menguar todas las pasiones. El rigor sentimental y las distancias, como lo demuestra el ceremonial neurótico del amor cortés, aumentan la pasión”. ¿Realmente le habrá enviado una carta a su esposa cada vez que quería visitarla? Con Dalí, todo es posible.

2. El Museo-Casa Dalí en Figueres: Definido como “El objeto surrealista más grande del mundo”, este museo fue inaugurado en 1974 y es considerado como la última gran obra de Salvador Dalí, ya que todo el museo fue concebido y diseñado por el artista, pensando en ofrecer una experiencia inolvidable al visitante. La ideal nació cuando el alcalde de Figueres pidió a Dalí que le regalara una obra al museo de la ciudad y Dalí respondió que a Figueres no le regalaría una obra, sino un museo entero. Curiosamente, la obra que más llamó mi atención en el museo es una obra pequeñita que, para más colmo, no es de Dalí. El cuadro, ubicado en el cuarto donde está la obra “Retrato de Mae West que puede utilizarse como apartamento surrealista” (foto de arriba) pertenece al artista Sylvère Goderé. Este es un fragmento:

Dalí decidió incluir éste y otros dos cuadros de Goderé en su museo, por considerarlo “el más grande hiperrealista de su época”.

3. La casa de Dalí en Portlligat: La tercera y última parada es la casa de Dalí en Portlligat. Lo más importante que tengo que decirte al respecto es que reserves tu entrada con 24 horas de antelación. Aunque nosotros éramos apenas cuatro personas, no reservamos entrada y no pudimos entrar a la casa a pesar del largo viaje. En esta casa vivió Dalí hasta 1982, cuando se mudó al castillo de Púbol tras la muerte de Gala. Nuestro viaje no fue totalmente en vano: el pueblo es bellísimo y, aunque no pudimos entrar a la casa, sí pudimos pasearnos por sus jardines, llenos de cuartos y espacios dalinianos.

Salvador Dalí decía que “un verdadero artista no es el que está inspirado, sino el que inspira a otros”. Al visitar el triángulo dalininano, no queda duda de que Dalí era un verdadero artista, inspiración te sobrará al terminar este recorrido.

Fotos © Maria Mayobre

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Watkins Glen State Park: Busca y encontrarás

Cuando era más joven, me aburría enormemente la naturaleza: todos los parques me parecían similares, me daba terror encontrarme una araña o una culebra en mi camino, y una playa no tenía sentido sin una cerveza en la mano. Prefería mil veces viajar a ciudades bulliciosas y llenar mi día de actividades culturales y gastronómicas, que pasar un día entero en un parque. Sin embargo, a medida que pasan los años, me voy convirtiendo más y más en una ermitaña que se escapa a los bosques cada vez que puede. John Muir tenía razón cuando decía que “en cada paseo por la naturaleza, uno recibe mucho más de lo que estaba buscando”. Si sigo a este ritmo, en treinta años tal vez me encontrarás viviendo en una cabañita como la de Thoreau en Walden Pond. Y la verdad es que la idea no me asusta.

Buscando consuelo después de la partida de un familiar muy querido, manejé con dos de mis personas favoritas en el mundo desde la ciudad de New York hasta la region de Finger Lakes, unas cinco horas en carro (fueron ocho, porque cometimos el error de salir de NYC un viernes a la hora pico, te lo cuento para que no lo hagas). Cuando llegamos, a eso de la una de la madrugada, parecía un pueblo fantasma, todo estaba cerrado, pero al día siguiente descubrimos con alivio que Finger Lakes está llena de impactantes paisajes naturales y cosas que hacer, desde lagos y cascadas hasta vinerías y fábricas de cerveza artesanal.

Uno de los lugares más bellos de la zona es Watkins Glen State Park, cuyas fotos comparto aquí contigo. A pesar de que la mayoría de las guías sugieren comenzar el trayecto en la parte de arriba del parque, yo te recomiendo empezar en el estacionamiento de abajo y recorrer el parque subiendo los escalones en lugar de bajándolos, así te encontrarás a las cascadas de frente y evitarás a los turistas que lleguen en autobuses.

Nosotras visitamos en otoño, que resultó una época ideal ya que el amarillo de las hojas de los árboles al caer resaltaba contra el gris oscuro de la roca. Para más suerte, como llovió torrencialmente el día anterior, las cascadas tenían más fuerza. El costo para entrar al parque es de ocho dólares. El camino principal es el Gorge Trail, que dependiendo de tu forma física puedes recorrer en aproximadamente una hora. De regreso, tomamos el Indian Trail, que no es tan impactante como el Gorge Trail, pero incluye un bonito cementerio y un puente desde el que se obtiene un linda vista de la cascada. No dejes de visitar Watkins Glen State Park si tienes la oportunidad. Aunque no estés buscando nada, seguro algo bueno encontrarás.

Fotos © Maria Mayobre

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Escala larga en Lisboa: 3 recomendaciones

Varias aerolíneas europeas ofrecen vuelos a diversas ciudades de Europa con la posibilidad de hacer escalas largas que te permitan explorar su ciudad sede en camino a tu destino. Una de esas aerolíneas es TAP, que recientemente nos permitió explorar Lisboa durante trece horas en camino a nuestro destino final, Barcelona. Si te encuentras en una situación similar, aquí te cuento mi itinerario de un día, a ver si te entusiasman algunas de estas tres paradas:

1) Pastéis de Belém: La primera misión era desayunar, y como el vuelo llegó a las siete de la mañana, lo primero que hicimos fue tomar un taxi al icónico "Pastéis de Belém", una pastelería que lleva desde 1837 consintiendo a clientes de todo el mundo con sus riquísimos pastelitos de nata. El lugar parece pequeño cuando entras, pero si lo exploras descubrirás varios cuartos inmensos que pueden sentar hasta 400 personas. A pesar de esto, me dicen los lugareños que se hacen largas filas. No me extraña, los pastelitos son realmente deliciosos. Afortunadamente para nosotros, cuando llegamos a eso de las 8 a.m., éramos prácticamente los únicos clientes, así que ya sabes, si quieres evitar las largas filas, llega temprano.

2) Torre de Belém: Ya que estás en la zona de Belém, aprovecha para visitar el monasterio de Jerónimos y la torre de Belém, ambos declarados patrimonio mundial por la UNESCO y ambos ejemplos del estilo arquitectónico portugués “manuelino”, un estilo característico del siglo XVI en Portugal, donde las paredes se suelen dejar desnudas, haciendo énfasis en decorar las ventanas, bóvedas, cúpulas y otros elementos estructurales.

3) Castillo San Jorge: No te preocupes, no te estoy sugiriendo que pases ni medio minuto de tu corta estadía entre cuartos polvorientos. La razón por la que te recomiendo la visita a este castillo es porque el recorrido es en su mayoría al aire libre, e incluye una vistas increíbles de la ciudad, ya que está ubicado en la colina más alta del centro histórico. Además, para llegar allí pasarás por calles lindísimas.

Yo siempre viajo con solo una pequeña mochila así que no lo necesité, pero tal vez te interese saber que en el aeropuerto tienen un sitio donde puedes guardar tu maleta para que no te estorbe mientras recorres la ciudad. 

Fotos © Maria Mayobre

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