Photog by Peter Vidani
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Suso revela en su autobiografía que con un punzón metálico se grabó el nombre de Jesús a la altura del corazón. La sangre no corrió en vano, pues al poco tiempo descubrió una luz en aquellas letras y las tapó para que nadie las viera. ¿Qué escribiría yo a la altura de mi corazón? Seguramente: infelicidad. Y la sorpresa de Suso se repetiría varios siglos después por el simple hecho de que el diablo tuviera una luz como emblema… De ese modo, el corazón humano se convertiría en el anuncio luminoso de Satanás

E.M. Cioran «El ocaso de pensamiento» (1940)

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