The Last Journey, Bernard Vorhaus, 1935, GB
Dirigida con nervio
por el americano Vorhaus bajo las estrictas condiciones de los estudios Twickenham,
un quoata quickie (digamos el equivalente brit a la serie B USA) que prefigura
el thriller de catástrofes, en especial la estupenda El enigma se llama Juggernaut. Así, en uno vertiginosa hora lo
mismo se celebra la velocidad enloquecida que se bosqueja la estructura coral,
de microhistorias cruzadas en un espacio cerrado; en este caso un tren
desbocado conducido por un maquinista enloquecido a causa de su inminente
retiro. Pintoresca en la definición de personajes, de asombrosa desenvoltura
técnica, sintetiza elementos semidocumentales y estilización entre comedia,
melodrama, policial y acción.