La Gatoría Cat Café, aquí
los gatos siempre tienen la razón
Hay iniciativas que impactan de entrada porque tocan
el corazón de cualquiera que lo tenga por su intención de aportarle a una
sociedad y cambiar vidas. Así es La
Gatoría Cat Café, un sueño que se cubrió de paredes, puertas, techo y ventanas
en febrero de 2018 como complemento de la Fundación ConPasiónAnimal,
que tiene cinco años funcionado, y la Tienda Con Pasión.
Estos tres lugares funcionan como una hermandad, pero
cada cual lo hace por su lado, siempre en pro de los gatos. Cada uno aporta su
grano de arena gatuna para solventar las consultas veterinarias y la
manutención de los felinos. Incluso, cada mesa del café tiene un GatuEstrella
asignado al que es posible donarle $2.000 a la hora de pagar la cuenta y
conocer un poco más sobre su historia de superación mientras se escucha un
ronroneo o “¡miau!” en forma de gracias.
El café nace con la
necesidad de darles un hogar de paso a gatos positivos por leucemia y sida
felina: su condición los convierte en animalitos más difíciles de dar en
adopción e incluso propensos a ser “dormidos” en algunas veterinarias. Allí
buscan brindarles la oportunidad de tener una calidad de vida y una familia que
los proteja. Las personas, tras socializar con ellos en el café, pueden
comprobar de primera mano que son juguetones, tiernos y cariñosos. Mientras la
enfermedad esté dormida, no hay ningún inconveniente con ellos.
Este tipo de gatos
debe tener una vida muy tranquila. El ideal es no ponerlos bajo estrés para que
no se despierte la enfermedad. Por ese motivo, ellos salen al café a compartir
con la gente por tiempos de dos o tres horas y se cambian por otros para que
tengan su merecido descanso en sus camerinos gatunos. Las gateras no tienen
ingreso de público para que puedan relajarse tras ser el centro de atención. Si
en algún punto alguno ya no quiere estar con las personas, puede irse a descansar.
En el primer piso
están los gatos positivos y en el segundo los de la fundación, lugares que
están separados para que no haya contacto entre unos y otros, pero siempre
unidos bajo el mismo propósito de buscarles un hogar definitivo.
Café y sabor vegetariano
El café que sirven en La Gatoría es producido por
personas que llevan años lidiando contra la pobreza, el desplazamiento y la
violencia. Rituales Café, al conocer esta historia y la calidad del grano,
decidió apoyarlos por medio de un proyecto llamado Renacer, el cual busca
cambiar la vida de estas familias y mejorar la imagen del barrio La Sierra,
Medellín. En La Gatoría quisieron darle la oportunidad a esta iniciativa, de la
que aseguran que tienen un producto maravilloso y que ha gustado mucho. Algo
que nos consta.
Aparte del café cuentan
con comida vegetaría, “por respeto a nuestros gatos”, según nos contaron.
Tienen imitaciones de carne y pollo a partir de proteína vegetal. Venden lasaña
con sabor a pollo, boloñesa y de vegetales. Ofrecen waffles con proteína
vegetal y queso. Como opción vegana recomiendan la tarta de frutos rojos y los muffins
de banano con chocolate vegano. Cuentan con hamburguesas vegetarianas con
proteínas de lentejas, arroz y zanahoria, además de sándwiches con proteína vegetal de jamón, que es una imitación a
base de soya, quinua y varias especias, y que vienen con porción de papas. Incluso
ofrecen una picada vegana de chorizo y morcilla.
Son trece mesas para
servicio, aunque a veces no dan abasto cuando hay programas con la fundación
porque se hacen talleres o eventos para recoger fondos. Muchas familias con sus
niños, en especial los domingos, son asiduos visitantes: “Tenemos opción de
celebración de cumpleaños. Te decoramos la mesa con cositas de gatos. Ofrecemos
la comida, el helado, la canción de cumple. Es muy agradable. También vienen
parejas a celebrar aniversarios, entonces les adornamos la torta y el plato”,
cuenta la barista Nataly Cuevas.
Los gaticos logran
ser un gancho para los niños porque comparten con ellos y juegan. Allí se les habla
del cuidado y respeto hacia estos peludos. “Tener los gatos acá es decirles a
las personas: mire que sí los podemos cuidar, no hay necesidad de tenerlos en
la calle, de maltratarlos, de golpearlos. Ellos son los mimados de la casa”,
comenta Nataly.
Dentro de las bebidas más vendidas destacan los
capuchinos y los frappé, así
como la limonada de café.
Apoyar
es salvar
Muchos de los que van a La Gatoría aseguran sentirse
felices por entender que están aportando a una labor social mientras comen muy
rico y saludable. “Algunas personas se cierran cuando decimos que somos
vegetarianos, se imaginan que solo es poder comer verduras. Es la oportunidad
de probar manjares novedosos y deliciosos, estando con los gatos, que son el atractivo
máximo. Algunos vienen con temor por el tema vegetariano, pero cuando se
deciden a probar, les gusta mucho lo que hacemos. Siempre les decimos que se
arriesguen con nuestros productos, pero si alguno no se les mide, pues tenemos
cuatro copas de helado: minichips, alfajor, brownie y fresas”, explica Nathaly.
Un
espacio sanador
La Gatoría Cat Café
es un espacio pensado para darse gusto y apoyar iniciativas locales. Por
ejemplo, la cerveza que ofrecen es
artesanal y producida en Medellín: OlBroder.
El ideal de este lugar tan singular es lograr dar en
adopción a todos sus gatos positivos para abrir espacio a nuevos inquilinos
mientras cumplen la labor de entretener y aliviar un poco el estrés diario de
los visitantes, siendo una relación gana – gana.
La Fundación y el café siempre están pendientes, tras
cada adopción, de los procesos de adaptación o de si se enferma alguno de sus
antiguos inquilinos. Aunque se espera que ninguno regrese, siempre siguen en
contacto, pues no son de entregar al gato y no volver a saber de él: “Nosotros
necesitamos que no regresen a la calle por todos los riesgos que tienen. Aquí
los adaptamos para que se conviertan en gatos de casa, que sean hogareños,
tranquilos, que disfruten del lugar que tienen y no tengan por qué estar
afuera”.
Música muy tranquila para no incomodar a los gatos,
rock suave y covers acústicos, jazz… así se busca tener un ambiente muy sereno
y confortable, siempre en compañía de los anfitriones gatunos. Allí la gente
puede hablar tranquilamente, compartir, estar a gusto. Incluso hay una zona de
mandalas con cojines, colores para pintar, además de una biblioteca viajera en
la que se pueden donar libros o tomarlos prestados.
Cuando les preguntamos por qué la gente de Laureles
debería visitarlos, en La Gatoría nos contestaron: “El lugar es delicioso y
llamativo, presta tranquilidad. Además, les queda muy cerca. Aquí hay
liberación de energía, los gatos son sanativos, amorosos y relajados. Puedes
compartir con ellos mientras disfrutas de un helado, de un café, de una tarde
en familia. Consigues estar un rato con ellos y aportar a nuestra causa. La comida
es deliciosa y al comprarla ayudas al bienestar de los bigotudos”.
El componente social de esta iniciativa es
impresionante. Todos los gatos son rescatados y están buscando familia,
generalmente tras historias desgarradoras, pero que buscan y merecen un final
feliz. Aquí todo es un tema transversal, un trabajo que sale del corazón de
quienes hacen parte de este sueño cubierto de pelos.
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