En el libro “Ribeyro en dos ensayos”, del maestro Miguel Gutiérrez (Centro de Desarrollo Editorial, 2024) se recorre la obra de uno de nuestros mayores exponentes literarios, tratando de encontrar elementos que hermanen la variedad de sus cuentos y, dentro de sus novelas, se analiza los aspectos que las ligan a la tradición narrativa de América y Europa.
En su primer ensayo sobre el trabajo de Ribeyro, llamado “El cuentista”, Gutiérrez apunta a que Julio Ramón Ribeyro concibe el Perú como una nación que no ha logrado amalgamar sus diversas vertientes, por lo que ha fracasado como país, pues sus individuos se encuentran ante un pasado poderoso, pero ante un futuro sin perspectivas, y su existencia transcurre en una suerte de viaje circular en el que todo se repite. Para Miguel Gutiérrez, Ribeyro es el mayor exponente de la generación del 50, ya que considera que Vargas Llosa se ubica en el límite de esta generación y la siguiente. Incluso se postula en el libro que Ribeyro es uno de los mejores cuentistas del siglo XX, junto a García Márquez, Rulfo, Cortázar, Onetti y Borges, porque ha logrado retratar la historia de fracasos de nuestro país de una manera tal que muchos lectores se ven reflejados en sus ficciones. Gutiérrez afirma que Ribeyro muchas veces no está considerado entre los cuentistas más resaltantes de Latinoamérica, debido a su lenguaje clásico y tradicional e incluso costumbrista y a que no ha elaborado una nueva forma o estructura cuentística, como sí lo ha hecho Borges, que creó un género entre la ficción y el ensayo, dirigido a intelectuales y filósofos, y que se encuentra lejos de todo sentimentalismo. Esto último lo hereda Ribeyro, quien no es enfático ni patético y recurre a la ironía y al distanciamiento.
En su segundo ensayo sobre Ribeyro, denominado “El novelista”, Gutiérrez sugiere que, normalmente, una gran novela siempre inspira otras, por lo que encuentra similitudes soterradas entre “La montaña mágica” de Thomas Mann y “Crónica de San Gabriel” de Ribeyro, sobre todo, porque ambas aluden a la decadencia de una cultura y de una nación. También por estar a caballo entre la novelística del siglo XIX y la novela moderna del siglo XX y por contar ambas con un bagaje ideológico y filosófico importante. Sin embargo, la novela de Mann fue escrita con un tono majestuoso no exento de ironía en ciertos pasajes, en tanto la obra de Ribeyro posee un tono intencionadamente menor, por el descreimiento y escepticismo de su autor.
Una de las razones por las que “Los geniecillos dominicales” no es una gran novela, según Gutiérrez, es su tono permanentemente burlesco o de farsa, que lleva al narrador a encontrar algo risible incluso en los momentos más trágicos de la historia. El tono de otra de las novelas de Ribeyro, “Cambio de guardia”, también le juega en contra, pues al tratar de relatar diversos episodios de la realidad nacional de un modo objetivo y excesivamente documental, provoca que los personajes sean planos y la obra se vea limitada en lo artístico y humano.
Pueden encontrar “Ribeyro en dos ensayos” en las librerías Book Vivant, Desdémona, Librería del Centro, Librería Sur, El Virrey, Communitas, La Rebelde, Vallejo y Librería Heraldos Negros.