Y me he arrodillado y pedido al cielo que sino eres para mí, te saque de mi vida. Pensé que seria más fácil y ahora tengo rogar a mi Dios que me de el valor para poder tener la voluntad suficiente y no buscarte más, no escribirte más.
Ya no paró de soñar con tus manos en mis mejillas y en como seria el roce de tu piel con la mía, no paro de soñar con el sabor de tus besos y la calidez de tus brazos.
Quisiera arrancarte de mi mente y de mi ser, pero simple y sencillamente no puedo dejar de pensar en tí. Y es que lo que tú me das, no me lo dio nadie más, fue mucho más de lo que pedí.