Siento tu presencia, etérea y constante, como un eco del eterno retorno. En cada rincón que amabas, tu esencia vive, y a veces tu aroma resurjo. Sé que vigilas mis pasos, desde el abismo y hasta el horizonte, aguardando en el umbral de lo infinito, donde las sombras se esconden.

Pero no hay día en que la culpa no me devore, como un monstruo voraz. Ningún día en que no me atormente si estarías orgullosa de mi faz. Del ser en que me he transformado.

Ya no hay vuelta atrás, solo sombras de mentiras pasadas.

Fue una experiencia, sí, pero irrepetible, no por odio, sino porque hemos trascendido.

Cada uno sigue su propio camino ahora, en la vastedad de la existencia.

Te deseo lo mejor, negrita, que encuentres luz en cada recodo del destino y que el alma, en su viaje, halle siempre la salida.

Me siento en soledad, envuelto en silencio,

mientras tú apareces solo cuando el recuerdo te alcanza.

No sé si eres mi salvación o mi perdición,

pero sé que habitas en mi corazón, inmortal.

Tu presencia es un eco, un susurro distante,

luz fugaz en la penumbra de mi ser.

Me aferro a la incertidumbre, a la sombra de tu amor,

preguntándome si al final me perderé o me encontraré.

En el vaivén de tus visitas, mi alma se debate,

entre el anhelo de tu abrazo y el temor de tu ausencia.

Eres la tormenta y la calma, el refugio y el abismo,

y aunque no sé a dónde me llevas, sé que estás en mi corazón.

Te prometí estar siempre, en todo momento,

pero no pensé que lo tomarías tan a la ligera.

Tus labios susurran, tus ojos brillan por alguien más,

y lo ocultas de mí, como un secreto en la niebla.

Mis palabras, una brisa suave, se pierden en tu vacío.

Tu corazón juega con espejismos,

mientras el mío busca refugio en la distancia.

Prefiero olvidar tus sombras, tus promesas huecas,

seguir adelante, lejos de tu presencia.

El viento lleva recuerdos rotos,

y la noche se vuelve mi aliada en el olvido.

Cada susurro tuyo araña mi ser,

mientras presumes a otro con una sonrisa,

dejando cicatrices invisibles en mi alma.

Este cuerpo no será suficiente, ni todo el tiempo. Decir 'te amo' tampoco es suficiente. Necesito respirar tu plena existencia y embriagar a mis recuerdos con tu voz; vivir envuelto en el aura de tu ser.

Bon Voyage

El dolor se instala como una sombra eterna, donde la traición dejó una marca interna. Los días pasan, la herida no sana, la mentira duele, y el alma reclama.

Se confió ciegamente en dulces palabras, ahora parecen veneno, como dagas. Cada recuerdo, cada momento vivido, hoy se siente frío, marchito y perdido.

La mentira, sucia y cruel, todo ha marchitado, lo que era eterno, se ha quebrado. Sueños construidos se desmoronan, las risas compartidas se evaporan.

La confianza, pilar fundamental, quebrada y rota de forma brutal. No hay vuelta atrás, ni ignorancia que valga, la verdad duele, pero no engaña.

El corazón, que latía con esperanza, ahora pesa, cargado de desconfianza. La mentira reescribe el pasado, preguntas y arrepentimientos ha dejado.

Los días grises se suceden sin fin, la sombra de la traición no tiene fin. La capacidad de confiar se ha perdido, dejando una cicatriz que siempre estará latente.

Se pensaba que el amor era suficiente, pero la realidad mostró otra corriente. Se esperaba lealtad, se recibió engaño, y ahora el alma vive en un extraño daño.

El alma marcada, el tiempo suaviza, pero nunca se olvida, la lección se precisa. La mentira, pequeña o grande, destruye lo puro, la verdad, por dolorosa, es siempre un seguro.

Bufón

En la sombra tibia de nuestra desdicha, se tejen las mentiras con hilos de sombras. Te quise en la inocencia de mi alma pura, mas tu voz era un eco de promesas rotas.

Tu amor fue un laberinto de espejos turbios, un reflejo falaz en la noche sombría. En cada rincón, una verdad oculta, una verdad que dolía más que el engaño.

Fuiste el dios caído de mis ilusiones, una ilusión que danzaba en la penumbra. Te desvaneciste en la bruma del deseo, dejándome solo con la cruel certeza.

Las palabras se tornaron veneno dulce, y en tu mirada hallé el abismo profundo. En tus caricias, la frialdad de la muerte, y en tu beso, el amargo sabor del adiós.

Como una mariposa atrapada en la niebla, así quedó mi alma, perdida y rota. Ya no hay consuelo en las viejas promesas, ni redención en tus susurros traicioneros.

Despediré tus mentiras con el sol naciente, y en la aurora hallaré la paz anhelada. Porque en cada lágrima hay un renacer, y en cada herida, un soplo de esperanza.

Así, en el dolor, hallarás tu verdad, y en el desengaño, un dulce alivio. Porque el amor verdadero no engaña ni miente, y en la calma del alma, se encuentra el camino.

Heme aquí otra vez.

Pensando y sobrepensando mis acciones, una y otra y otra vez.

Solo quiero desahogarme, dejar todo lo que no puedo contar a plena voz plasmado en texto.

17 años me acompañaste pero ahora solo puedo decir que fuiste, eres y siempre serás la motivación que necesito para seguir.

Te amo Muñeca.

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