Bueno, el símbolo de la paz hecho con los dedos es uno que puede reconocerse a nivel universal, pero pareciera que la muchacha lo hace con fines más… bromistas. Como sea, Alyosha le responde con una sonrisa, uniéndose a la risa ajena. Seguidamente, tuvo que hacer un esfuerzo para no tirar el frasco al escuchar el grito que, dicho sea de paso, podría jurar que le deja aturdido por un instante. “¿Una… banshee?” Pensó, repitiendo mentalmente la palabra que se le susurra.
Ambos pueden oír, pero ninguno puede hablar y, en suma, la muchacha parece no conocer algún lenguaje de señas apropiado para comunicarse. Las cosas se complican.
Por segunda vez siente los dedos ajenos alrededor de su brazo, y ya aclarada la razón por la que no consiguen comunicarse con propiedad, Alyosha decide seguir los pasos de la chica para terminar de averiguar qué es lo que está sucediendo. Mientras tanto, hizo algunas conjeturas.
— “No es buena idea poner esto en la sala, ya lo intenté. Creo que alguien sacó las monedas…” —dijo con algo de dificultad, al tener un brazo en poder de la niña— “Quizás consigas mejores resultados yendo de puerta en puerta. Eso no lo intenté”.
Ni lo hará. Una vez fue suficiente para entender que estará mejor sin salir de su cuarto.
♪~♪ ♪~♪
Le está siguiendo esta vez! Perfecto!
Conforme caminaba, poco a poco comenzó a dar pequeños saltitos al avanzar, satisfecha y orgullosa, sentía que había logrado algo, cualquier progreso contaba aún si ninguno de los dos podía hablar. Susurrar contaba ?
Llegando a la sala más próxima, Canta le soltó del brazo, haciendole señas que la siguiera y corrió al sillón más cercano, tomando el cojín donde se sentaba uno y aventándolo a un lado para revisar debajo. Casi se acostó en el, metiendo la mano a la parte de atras, determinada en lo que hacía, incluso intentando meter la cabeza, pero la sacó al no poder ver mucho.
Cuando volteó de nuevo, terminando su búsqueda en el sofá, con el cabello más alborotado de lo normal y una sonrisa, le mostró al otro un par de monedas. La banshee extendió la mano para entregarlas, dandole unas palmaditas a la mano del contrario y luego a la tapa del frasco para que lo abriera.
-’Cuaderno...’- Alcanzó a susurrar.