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Soundproof

@soundproof-lyrics / soundproof-lyrics.tumblr.com

Holis, soy Lily, me encanta la música y escribir cositos.
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Bueno, el símbolo de la paz hecho con los dedos es uno que puede reconocerse a nivel universal, pero pareciera que la muchacha lo hace con fines más… bromistas. Como sea, Alyosha le responde con una sonrisa, uniéndose a la risa ajena. Seguidamente, tuvo que hacer un esfuerzo para no tirar el frasco al escuchar el grito que, dicho sea de paso, podría jurar que le deja aturdido por un instante. “¿Una… banshee?” Pensó, repitiendo mentalmente la palabra que se le susurra.
Ambos pueden oír, pero ninguno puede hablar y, en suma, la muchacha parece no conocer algún lenguaje de señas apropiado para comunicarse. Las cosas se complican.
Por segunda vez siente los dedos ajenos alrededor de su brazo, y ya aclarada la razón por la que no consiguen comunicarse con propiedad, Alyosha decide seguir los pasos de la chica para terminar de averiguar qué es lo que está sucediendo. Mientras tanto, hizo algunas conjeturas.
— “No es buena idea poner esto en la sala, ya lo intenté. Creo que alguien sacó las monedas…” —dijo con algo de dificultad, al tener un brazo en poder de la niña— “Quizás consigas mejores resultados yendo de puerta en puerta. Eso no lo intenté”.
Ni lo hará. Una vez fue suficiente para entender que estará mejor sin salir de su cuarto.
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Le está siguiendo esta vez! Perfecto! 

Conforme caminaba, poco a poco comenzó a dar pequeños saltitos al avanzar, satisfecha y orgullosa, sentía que había logrado algo, cualquier progreso contaba aún si ninguno de los dos podía hablar. Susurrar contaba ? 

Llegando a la sala más próxima, Canta le soltó del brazo, haciendole señas que la siguiera y corrió al sillón más cercano, tomando el cojín donde se sentaba uno y aventándolo a un lado para revisar debajo. Casi se acostó en el, metiendo la mano a la parte de atras, determinada en lo que hacía, incluso intentando meter la cabeza, pero la sacó al no poder ver mucho. 

Cuando volteó de nuevo, terminando su búsqueda en el sofá, con el cabello más alborotado de lo normal y una sonrisa, le mostró al otro un par de monedas. La banshee extendió la mano para entregarlas, dandole unas palmaditas a la mano del contrario y luego a la tapa del frasco para que lo abriera. 

-’Cuaderno...’- Alcanzó a susurrar.

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Toma el frasco cuando siente que la chica se lo va a clavar en el pecho si no lo hace, y luce confundido, ¿Qué se supone que haga él con el frasco? Luego, sobrentiende que ella está deshaciéndose del frasco por alguna razón… que…  ¿Parece estar en el pasillo?
Se preguntó, ¿Por qué la chica no le hablaba? Decidió averiguarlo.
— ”No soy sordo, sólo soy mudo” —aclara en señas, mismas que las piedras mágicas de ambos se ocupan en traducir para que se entiendan—. “¿Por qué me estás dando esto?” —pregunta y señala al frasco—. “¿Y qué es lo que hay en el pasillo?” —agrega con diversión.
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Esta hablando en señas, pero puede entenderle! Canta bajó la vista a sus manos, moviendo sus dedos y levantándoce ambas manos con las palmas hacia el otro, solo para mover los dedos de nuevo y finalmente hacer el simbolo de paz. Ella también puede hacer señas! 

Se volteó para reír de lo que acaba de hacer, sonrojándoce un poco de la pena y volteando a verlo brevemente. 

Canta tomó aire, separó los pies y al momento de exhalar dejó escapar un grito desgarrados que resonó por el pasillo, cerrando la boca casi de inmediato. Ojalá eso respondiera el por qué de su silencio. 

Acercándoce a él y flotando para estar un tanto más a su altura, le susurró muy quedito al oído. -’Banshee...’- Fue cuando consideró que pudo haber hecho eso primero en lugar de posiblemente dejar medio sordo a medio hotel. 

Alejándoce unos pasos para no invadir el espacio personal del otro, señaló al frasco, a las monedas y tomó su brazo, señalando de nuevo al pasillo y dando un paso para que le siguiera. Se detuvo de nuevo, señaló las monedas y de nuevo el pasillo, segura que si había encontrado antes, podían volver a encontrar.

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Desastres Antinaturales

Noche V - ¡con Canta! ( @snap-soundproof )
       Se apuró a trompicones para salir del baño y cerrar la puerta tras de ella tan bien cerrada como le fue posible.
       «No puede entrar» dijo con urgencia en la voz y pena en la mirada mientras lentamente el agua escurría de su cabello y ropa y por debajo de la puerta mojando primero sus pies y después los del otro «La cañería explotó. No sé porqué, yo solo estaba lavándome las manos y ¡BOOM! Hay agua por todos lados… ¿No prefiere usar el baño de su habitación? Le presto en mío, pero no entre ¡Es peligroso!»
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Los espíritus necesitan usar el baño ? Al menos ella no, lo que Canta prefería era escuchar el agua correr, aunque fuera del la bañera y quizá sentarse bajo era solo el gusto de mojarse, era relajante. Así que no entendía cual era el problema de tener demasiada agua, es más, le daba curiosidad!  

Canta levantó los brazos en el aire y con voz muy quedita agregó un ‘pum’. Según ella el sonido que había hecho la explosión. -’Pum’- Repitió en un susurro, llevándoce la mano a cubrir su boca, riendo silenciosamente, lo único que demostraba que lo hacía eran sus hombros. 

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Finalmente, ignorando la insistencia de quien le impedía abrir la puerta, estiró la mano a la perilla de la puerta, queriendo abrirla para verlo por sí misma. 

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Venía saliendo de la ducha y estaba por ponerse el pijama cuando escucha el llamado a la puerta. Piensa en no atender, en que quizás sólo se trataría de una broma o alguien quien le erró al número de habitación. Se viste, como queriendo darle un momento al destino para que confirme que nadie llamó a su puerta, que fue un error. Pero logra escucha un ruido metálico detrás…
Se acerca, curioso, aunque listo para llamarse estúpido por ceder. Tras abrir, se encuentra con una chica a quien no conoce y… el frasco que dejó esta tarde. Lo primero que piensa es que ella también necesita dinero, por tanto, hace una seña con la mano para que le espere, deja la puerta abierta al dirigirse a su pantalón para meter la mano en uno de sus bolsillos. De ahí toma dos monedas, es todo lo que tiene, y regresa al lado de ella para ofrecérselas. Si él no tuvo suerte, al menos alguien que sí la tenga viene bien.
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Canta no hizo más que quedarsele viendo cuando por fín abrió la puerta, sacudiedo el frasco un poco más fuerte en un intento de hacerle saber que habia encontrado un par más de monedas para él. Que confuso eso de las señas, pero era obvio que no se entendía el propósito de su visita. La banshee sacude las monedas un tanto más antes de empujar el contenedor de vidrio al muchacho. Era suyo! 

Insistió un poco más, esperando que lo tomara antes de soltarlo y señalar a sí misma y sacudir la cabeza. Acto seguido, tomó su brazo, señalando fuera, en dirección al pasillo. Si habia encontrado ella esas debajo de los cojines de los sillones seguro debía haber más. 

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Ya caída la noche y cuando esta segura que ha entrado a su cuarto, Canta llama a la puerta con el frasco de vidrio en manos y un par más de monedas dentro. Espera parada afuera hasta que abra, si es que lo hace, mientras tanto agita el frasco para escuchar el sonido de las monedas chocando contra el contenedor. 

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Consiguió un frasco de vidrio en la basura, lo lavó y adecentó antes de ponerlo sobre la mesa de la sala común junto a una nota:

Soy de Alyosha, el chico mudo del primer piso. ¿Querrías darme una moneda para que pueda comprarse un cuaderno de dibujo? El que tenía se perdió cuando lo trajeron al hotel. ¡Muchas gracias por tomarme en cuenta! =)

Pasa Canta y mete unos centavitos en el frasco.

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“¿Amanece o es que he perdido la noción de la luz?”
Había sido una noche larga y agotadora. El día anterior recibió un pago importante, tanto así que, a pesar de haber bebido toda la noche, sabía que le quedaba un buen monto de dinero.
En uno de los bolsillos de la capa de lana morada llevaba una bolsa de papel con una pequeña botella de ron. Nunca se era demasiado precavido, la policía podía aparecer en cualquier momento.
Mihai se dispuso a caminar en dirección al hotel. Esperaba que no le dieran problemas por llegar a esa hora y en ese estado.
“Apenas llegué y ya estoy armando líos… Ni siquiera conocí a alguna chica linda como para que valga la pena… Éste es el hotel, ¿verdad?”
Se encontraba ante una edificación amplia, con cuatro pisos, muchas ventanas y una gran puerta doble. Como no sabía si se hallaba en el lugar correcto, decidió que era mejor preguntar antes que seguir su camino.
—¿Hola? —dijo en voz no muy alta—, ¿estoy el hotel?
Al no recibir respuesta, ingresó caminando sin hacer ruido, o eso creía él bajo la evidente influencia de la bebida y falta de sueño. De pronto sintió lo que menos esperaba sentir: el rosario con el crucifijo había vibrado en su bolsillo, bajo la botella de ron.
—Mierda, ¿en serio? —se preguntó molesto mientras hurgaba en la capa intentando encontrar el artefacto católico. Una vez que lo halló, lo apuntó en varias direcciones, aunque solo una dio como resultado los temblores que sintió antes.
“Las escaleras”, pensó, “¿me vas a decir que en el piso de arriba hay algo?, ¿por qué tenía que ser justo hacia donde yo voy?”
Se aproximó con cautela, pero otro ruido de pies contra la madera del piso inundó la estancia. Lo siguiente que supo fue que una silueta caía sobre él. El rosario se volvió loco. De alguna forma, el suelo subió a encontrarse con él.
“Espera, eso no tiene sentido, yo me caí”, rio en su interior. Cuando abrió los ojos, notó que la fuerza que lo había llevado a estrechar su relación con el piso provenía de la caída de una joven que ahora lo veía a punto de llorar.
“¿Será ésta mi oportunidad de hacer de esta noche menos aburrida?”, pensó, sin embargo, dichos pensamientos fueron interrumpidos por el violento movimiento que sentía en la mano. “¿En serio?, ¿la única chica que conozco es un…?, ugh, tengo la peor suerte, quiero vomitar”. Antes de hacer cualquier cosa, la tomó suavemente por una muñeca.
—No llores, cuéntame qué te ocurre —le susurró. Las almas en pena solían ser inofensivas y tener algún miedo o asunto pendiente, era posible resolver eso de forma no violenta.

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Canta seguía sin moverse de encima del hombre, aún después de notar algo movíendoce en su mano, en efecto, iba a secarse las lágrimas y averiguar que era eso, pero su atención regresó al hombre que ahora había tomado su muñeca. 

Lo miró con curiosidad, abriendo un poco la boca y dejando salir un pequeño suspiro. 

Contarle. La Banshee parpadeó. 

-Boo- susurro en voz muy bajita, intentando mover ambas manos cerca de su rostro con la palmas abiertas, solo para voltear en dirección a las escaleras y señalar. Algo que estaba por allá la había asustado. 

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Sacudió la cabeza y se aferró a la ropa de Mihai, poniéndoce de pie e intentando jalarlo con ella. El era más alto, seguro podía regresarle el susto si ella volvía con compañía. Asintió. Funcionaría, estaba convencida que así sería. 

-S,sus....to...- Susurró igual de quedito que momento antes, jalándolo de su ropa nuevamente. 

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Cuando vió a aquella figura justo en frente suyo sus ojos se abrieron como platos y tomó todo de ella para no abrir la boca y gritar, pero ni eso fue suficiente. El sonido que salió de su boca hizo temblar los muros de aquel lugar, posiblemente rompió ventanas también, pero a Canta no le pudo importar menos, aquello, fuera lo que fuera, la había asustado, merecía que se le rompieran los tímpanos o algo! 

Claro que la banshee no se quedaría parada en el mismo lugar a ver el efecto de su grito, al contrario, para cuando el eco dejó de escucharse, ella ya estaba del otro lado del pasillo. 

Ve a ese edificio abandonado, dijeron, no habrá nadie, dijeron... nadie vivo, fue lo que omitieron! Comenzaba a lamentar haber siquiera salido del hotel ese día.

Lo repentino del susto hizo que se le olvidara que no había necesidad de correr, que simplemente podía flotar e irse de allí. Porque correr, bueno, no era lo suyo, agregado la poca coordinación que llegaba a tener usando sus piernas y una largas escaleras, bueno... 

Canta cerró los ojos cuando sintió que caía y caía y caía...

Y luego alguien la detuvo. 

Cuando sus manos sintieron la textura de la ropa confirmó que no había sido el piso. Abrió los ojos, mirando a la otra persona con lágrimas en los ojos y tapándoce la boca como primera reacción, en lugar de quitársele de encima al pobre desafortunado. 

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-Canta sostiene un letrerito con texto escrito en marcador negro que lee- 

‘HOLA’

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(Estoy algo oxidada en esto, pero necesito hacer algo con esta creatura, asi que... posts, llevele, llevele!)

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Canta :: Banshee

Sostuvo al ave en ambas manos, escuchando los pequeños sonidos que hacía. Pedía ayuda ? Llamaba a alguien ?  Casi lo dejó caer al suelo cuando comenzó a moverse, revoloteando sus pequeñas alitas en un esfuerzo sin frutos por levantarse, por echarse a volar, por irse. 

Canta parpadeó, mirando al árbol bajo el que lo había encontrado y de nuevo al pajarito, escuchando más silbidos, chirridos y sonidos que le llamaban, no a ella, sino al pequeño en sus manos.  Sonrió y tomó aire, comenzando a silbar en respuesta, casi imitando los sonidos de las aves tan insistentes, pero a diferencia de ellos, la banshee no levantó la voz. 

La melodía que cantaban las aves llenó los alrededores y Canta cuidadosamente regresó al pajarito perdido a su nido, tomando asiento en una de las ramas mas gruesas y viendo todo desde arriba a un par de gente acercarse a escuchar. 

Ella siguió tarareando, silbando, con una sonrisa. 

Si tan solo ellos supieran.

El canto de una banshee es un augurio de mala suerte. 

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