‘   Ñuuu…   ‘   protestó la fémina, abandonando su lugar para así dejarse caer con cierta pesadez sobre el mayor, procurando obstruir la vista del primogénito.   ‘   ¿Las noticias son más importantes para ti? ¿Es que acaso no me quieres?   ‘

                                  La observó con una sonrisa dejando de lado su iPad. ---Claro que no, Ari. Está bien, puedo leer las noticias más tarde. ¿Arroz y tequeños, no?---. Esperaba que en la cocina le dejasen cocinar, porque a la fecha todo había sido preparado o cosas fáciles, como cereal. ---Tengo ganas de hacer arepas---.

‘   Tengo hambre, Fran ——— ¿me haces tequeños? ¿O un arroz con leche? También se permiten ambas, créeme que no me quejaré.   ‘   //   @yonaiiker

                                  Rascó su nariz, pasando a la siguiente página de noticias. ---Claro, ahorita... que termine de ver las noticias---. Susurró.

“Para empezar, esos pequeños insectos son tan minúsculos que dudo que los vieras a simple vista. Para continuar, tengo mi cabello lo suficientemente cuidado como para evitar ese tipo de plagas. Así que la próxima vez si quieres excusarte, que sea de otra manera.”

                          ---¿Minúsculos? ¿Alguna vez en tu vida has visto un piojo? Deja lo respondo por ti: no. Además, ¿sabías que esos insectos prefieren las cabezas limpias? Bueno, prepárate para la invasión. Creo que mejor me iré a teñir para no contagiarme---.

            ‘ pero, mano.’ se detuvo para así encarar al mayor, siendo el automático esbozar un mohín mientras se acercaba a éste para posar su diestra en su hombro, apretándolo con confianza. ‘ eso fue un accidente, además, yo te dije que fueras lento con la curda, mientras más dulce, más rápido te rascas. no estés diciendo que no te dije.’ memorizó, enarcando ambas cejas, sin evitar romperse en carcajadas ante los recuerdos. ‘ además, sólo venimos a buscar comida.’

                               Le miró con cierta desconfianza, pero obviamente depositaba toda su confianza en éste. ---Oye, oye, no puedes tirarme todo a mi. Yo bebí normal, que la prostituta que tú querías para tus ratos alegres no tuviese experiencia con el ron, es otra cosa. Yo tomé como una persona decente ¿okay?---. Negó con la cabeza, sonriendo. ---Ajá, bueno pues---.

“No me gusta que me toquen el cabello, así que no vuelvas a hacerlo.”

                        ---Está bien, está bien. Tranquilízate, es que tenías un piojo pero allá tú---.

             ‘ ¿es que acaso no confías en mí? sólo entraremos a la cocina, tranquilízate de una buena vez por todas.’

                 ---¿Sinceramente? No. ¿Recuerdas la última vez? Dijiste que sería algo tranquilo y terminé con una prostituta borracha sobre mí de camino a la clínica, Daniel---.

–Creí que serías una chica que me arrojaría un mueble o algo–. Justificó, devolviendo aquella sonrisa y ofreció su palma. –Lo sé, soy Ted. ¿Cuál es tu nombre? Espero no haberte interrumpido de todas formas–.

–Sabía que iba a perderme–. Resopló dando pasos en falso y tropezando a cada puerta, sin estar seguro de abrirlas hasta que dio al fin con una que parecía una habitación, aunque probablemente no la de él. –¡LO SIENTO!– Concretó tirando su maleta para cubrirse los ojos con las manos por si había visto algo que no debía. –Emmm… No, no vi nada–.

Francisco apenas había acabado de rezar cuando la puerta de su habitación se abrió, esperaba que fuese su compañero, pero nop, se trataba de una persona completamente diferente. Sabía que tenía que aprenderse los rostros de los demás, pero es que le costaba con tantas cosas en la mente esos últimos días. Frunció las cejas, meneando la cabeza ahora con una sonrisa al tiempo que se ponía de pie. ---No hay nada por lo cual pedir perdón, mucho menos por lo cual cubrirse los ojos. Acabo de terminar mis oraciones, nada más---. Comentó. ---¿Estás perdido? Obviamente lo estás... muy obvio, pero sabes a lo que me refiero---.