Carta al caos de mi vida.
El año está acabando, y me encuentro emocionalmente estable para decirte todo lo que no te dije, y todo lo que por mucho tiempo quise evitar, pero que el día de hoy decido soltarlo para dejar que se vaya y que nunca más vuelva.
Sé las cosas que he dicho desde que terminamos, pero la verdad es que el orgullo estaba hablando por mí, mientras la verdad estaba oculta tras del él. Es por eso que te diré aquí la verdad de todo: Yo en verdad te amé, y lo hice con locura. Fuiste al chico que más amé en mi vida, y el que fue mi primera vez en muchas cosas. Así como también es cierto que te superé en menos tiempo del esperaba, porque me obligué de una manera terrible a hacerlo, ya que me encontraba en un estado crítico en mi vida.
Por otro lado, es un hecho el daño mutuo que nos hicimos, pero soy conciente que al final yo fui la que terminó destruyendo todo. Y aunque ya lo haya hecho, no me importa, te lo vuelvo a decir aquí: Perdón por todo. Quizás anteriormente no lo hice de corazón, pero esta vez si es así. Pero a pesar de todo, es una verdad que lo que vivimos en ese tiempo, sea bueno o malo, fue algo fuera de este mundo, y que es complicado explicar.
También quiero decirte que estoy agradecida, porque me ayudaste en los momentos más bajos de mi vida, donde nadie se atrevía a estar, pero tú en cambio sí lo hiciste. Además de eso me enseñaste muchas cosas, que hoy en día me han servido, y que han contribuido a mi crecimiento personal.
Y sinceramente, no me importa lo que tú pienses de mí, y tampoco si sentiste lo mismo que yo o no, pero yo por mi parte he decido liberarte para siempre, y así dejar mi alma libre de todo rencor y orgullo.
Estas serán las últimas letras de hablaran de ti, o de lo nuestro. Cerraré este capítulo de mi vida como se debe, de raíz, y sin apariencias ni falsedades. No espero que hagas lo mismo, pero me conformo con que leas esto, y sepas la verdad de todo.
Te deseo lo mejor en tu vida, y lo hago sinceramente.
Adiós.